La oposición comprobó en esos comicios que puede convocar votantes si aparece unida y con ese lema alistan las primarias, que serán entre fines de este año y principios de 2012.
«Necesitamos buscar siete millones de votos, luchar contra la abstención», insistió Aveledo.
«La ventaja en la que estamos hoy no es sólo por el deterioro de Chávez, sino también por la creación de una instancia que permite acuerdos y pensar distinto», comentó el vocero opositor, reforzando la idea de un candidato «legitimado» por la votación popular.
El opositor mejor evaluado en las encuestas es Henrique Capriles, de 38 años, un político de carrera fulgurante que es gobernador del estado Miranda, el segundo más poblado del país.
«La tarea de cambiar la forma de hacer política en Venezuela está en manos de estos jóvenes que están ahí», comenta Aveledo sin mencionar nombres, aunque aludiendo directamente a una nueva hornada de jóvenes políticos opositores que son respetados en sus respectivas regiones.
Chávez anunció hace tiempo que sería nuevamente candidato. El presidente continúa gozando de gran apoyo popular aunque menor al de 2006, cuando fue reelecto con un 62% de los votos derrotando al opositor Manuel Rosales, ahora asilado en Perú.
Seis años después, apoyar a la MUD será oponerse «al caudillismo y al autoritarismo», aseguró Aveledo.
La apuesta opositora es captar el voto del descontento en un país que recién está superando una recesión económica y enfrenta la inflación más alta de América Latina.
Mejorar la seguridad ciudadana, controlar la inflación, reactivar la economía, combatir la corrupción y la ineficiencia del gobierno son los principales caballos de batalla de la oposición.
Las encuestas que comparan a Chávez con un candidato opositor indefinido muestran resultados dispares. Según la privada Keller, un 43% votaría por la oposición y un 35% por Chávez, mientras que la compañía GIS XXI, vinculada al chavismo, afirma que el mandatario contaría con un 51% de apoyo.
Omnipresente en la vida pública del país, con enormes recursos por los altos precios del petróleo, Chávez acusa a la oposición de estar al servicio de los intereses de Washington y de ser «golpista», vinculándola con un golpe de Estado que en abril de 2002 lo alejó momentáneamente del poder.
«No podemos permitir que esta gente llena de odio, enferma, enfermos mentales, vaya otra vez a hundir el país», declaró el mandatario recientemente.
Pero la oposición afirma haber aprendido de sus errores.
«Si en el pasado no hubo más avance es porque no hubo más unidad. Hemos aprendido», comentó Aveledo. AFP