La libertad de expresión pese a ser un derecho, en este gobierno, pasa a ser una enfermedad. Todo quien desee emitir su opinión, será inmediatamente señalado como si tuviera lepra, se cuestionará y depende de los límites que alcancen sus expresiones de libertad, podría ser incluso encarcelado.
Se quiere una participación controlada. Cuando la participación de la sociedad intenta ser libertina, trasgrede con las políticas del gobierno. Llámese libertina, a todo intento de libertad de expresión.
Mordaza es la clave, ceguera su compañera y adoctrinamiento su talismán. Aquel que intente hablar, con mordaza se le hará callar, aquel que logre abrir sus ojos, su visión se intentará borrar, y lo más importante a preservar, las filas de adeptos que en su ignorancia permanecerán.
Poderes sin autonomía, conducidos como marionetas bajo el hilo del gobierno, cuya interpretación lapidadora de las leyes, traen como consecuencia, la transfiguración de la democracia, “una democracia controlada”, donde los ciudadanos no tienen derechos, no hay organismos ni instancias donde acudir para elaborar denuncias, donde no existen opciones del desarrollo integral, ni mucho menos otras formas de organización que pudiesen satisfacer las necesidades individuales o sociales.
Definitivamente, Venezuela atraviesa por el síndrome de la democracia inducida, donde no hay posibilidad a discusiones. Las democracias subsisten cuando los representantes del gobierno actúan en conformidad con las leyes, y cuando sus ciudadanos son tratados bajo el principio de la igualdad. Considérese “sociedad” todos los ciudadanos, representen al gobierno o no. Sociedad que en democracia, debe ser tratada con respeto y consideración, basados en sentimientos culturales y de educación.
El régimen actual busca reprimir ejerciendo control y dominio, no responde a la expresión de la voluntad popular ni atiende a las solicitudes colectivas.
Se opera bajo la teoría inversa, donde se fomentan las desigualdades y prevalece el individualismo, y por el contrario, no existen las libertades, la igualdad ni la solidaridad, no se reconoce la pluralidad ni la diversidad de los pueblos, y mucho menos se persigue la homogenización del mercado.
Régimen que habla de paz, pero para mediarla, deben intervenir organismos extranjeros que la propicien, porque sus dirigentes han olvidado su objetivo fundamental, “atender las necesidades de la sociedad”, y se han excedido trasgrediendo las leyes, enfocando sus objetivos en combatir al pueblo.
Se están cayendo las caretas, y pronto los esfuerzos que han realizado los venezolanos; las noches de vigilia, los arrebatos policiales, las humillaciones, los atropellos, los encarcelamientos, las golpizas, las torturas, los allanamientos, las desapariciones y las muertes, cobrarán justicia.
El hombre tiende a reaccionar con el dolor ante lo que le acontece. Cuando no le pasa nada, es inerte e insensible, pero cuando el dolor le toca directamente en su máxima expresión, éste lo hace reaccionar. Un hombre en un mero padecimiento del dolor, se convierte en la perspectiva de lo que hoy sentimos y sobre aquello que hoy nos cala. Ante las penas nos identificamos, y ante el dolor nos hacemos fuertes. Por tanto, después de tanto sufrimiento, son muchos los venezolanos fortalecidos, y mientras más sea el sufrimiento a encarar, mayor será la fuerza para luchar. La represión NO debilita, la represión FORTALECE y cuando el hombre saca el león que lleva por dentro, derrota hasta al más fuerte.
“Una ideología socialista que se disfraza en una democracia inducida, es un socialismo fracasado”. V.M.
Vanessa Maneiro
Politóloga en Relaciones Internacionales
http://libreysinrestricciones.blogspot.fr/
@vmaneiro