Las autoridades de seguridad dispusieron la tarde del miércoles los cambios en la policía, tras la presentación de casi 10 denuncias de robos —tres de ellas desde el martes— a manos de gavillas armadas.
Decenas de implicados con el narcotráfico en Río y sus barrios pobres ubicados en las afueras han levantado barricadas en calles para asaltar a varios conductores en una sola vez y tomar rehenes, o para enfrentarse a tiros con la policía y lanzarles granadas.
No se ha informado que alguna de estas acciones delictivas hubiera dejado una víctima grave, pero la televisora Globo dijo el jueves en su página de internet que un niño de 13 años murió baleado en un barrio pobre durante una operación policial para recuperar un vehículo robado.
Se desconoce si el disparo provino de las fuerzas policiales o de integrantes de pandillas.
También el jueves, una mujer de 67 años murió y dos personas resultaron heridas en un tiroteo entre policías y pandilleros en un hecho aparte.
Un portavoz con el departamento de seguridad pública del estado de Río y que solicitó el anonimato vinculó el jueves la violencia a la reelección del gobernador Sergio Cabral, quien intenta erradicar las pandillas de los barrios pobres de Río en antelación a los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo del 2014, de la que la ciudad será sede de la final.
Por más de un año, la policía ha ocupado barrios pobres, ha expulsado a pandillas narcotraficantes armadas que dominaban esos lugares y ha instalado puestos permanentes dentro de lo que las autoridades definen como el proyecto de “pacificación” que emprendió el gobierno de Cabral, quien fue reelegido el domingo.
La seguridad ha sido una de las principales preocupaciones de las autoridades locales desde que Río fue escogida en el 2009 como sede de los Juegos Olímpicos.
Los organizadores se comprometieron ante el Comité Olímpico Internacional a que la violencia no sería un problema durante los Juegos Olímpicos, los primeros que tendrán lugar en Sudamérica.