Wellington Menezes de Oliveira ingresó junto a los estudiantes por la puerta principal y esperó que todos ingresaran al salón antes de entrar y dispararles. Instantes después, se puede ver a los jóvenes correr espantados por el pasadizo hacia la puerta, entre ellos alumnos heridos y ensangrentados.
Posteriormente, Menezes camina sin rumbo fijo por el pasadizo antes de intentar huir de los disparos de la policía por la escalera hacia el segundo piso. Varios disparos impactan en la pared antes de herirlo en la pierna fuera de cámaras, según fuentes policiales.
Luego del ingreso de los policías, un oficial busca posibles cómplices antes deencontrar a los 12 muertos y evacuar a los sobrevivientes. Otros policías vigilan la escalera en la cual el asesino se disparó en la cabeza para no entregarse a la justicia.
En una carta que se encontró en uno de los bolsillos de Menezes, el asesino confirma que no esperaba sobrevivir al dar indicaciones de cómo quería que su cuerpo sea recogido y enterrado. “Solo los castos, los que perdieron sus castidades después del casamiento y no se involucraron en adulterio, podrán tocarme sin usar guantes”, escribió el agresor.
“Nada que sea impuro podrá tocar mi sangre, pues ningún impuro puede tener contacto con un virgen sin su permiso”, continúa el texto antes de pedir que lo entierren al lado de la sepultura de su madre, Dicéa Menezes de Oliveira, en el cementerio Murundu.
El Comercio de Perú