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“Nos estamos trancando a nosotros mismos mientras en Caracas todo está normal”

FOTOGRAFÍA: GUSTAVO VERA

Comenzó con un Plantón Nacional convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y se estiró por las jornadas siguientes con un llamado del pueblo sanantoñero: “desobediencia civil y calle sin retorno”. ¿Están de acuerdo con esta protesta los habitantes de la zona? Este es el testimonio de varios habitantes. 

La perimetral de San Antonio de los Altos es un campo de guerra. Encapuchados en motos y manifestantes con boca tapada y escudos hacen vigilia todas las noches para no abandonar su trinchera: la Redoma del municipio Los Salias. Esta historia comenzó con barricadas que truncaban el paso de los vecinos a las vías principales, así como los accesos a la ciudad capital; pero ahora, la realidad es que quienes habitan San Antonio no pueden salir de sus casas, los comercios no abren y el sonido que retumba es el de las detonaciones.

La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) llegó al lugar principal de las trancas en la mañana del pasado lunes 15 de mayo y desde ese momento los enfrentamientos han sido constantes. Con más de una tanqueta, bombas lacrimógenas y perdigones, los efectivos de seguridad han intentado disuadir la protesta, pero han causado el efecto contrario. Hasta el momento, el saldo es de un fallecido por herida de bala, Diego Arellano, 17 detenidos y más de 30 heridos, según informaciones del Concejal Héctor Medina.

Más allá de la naturaleza política que guía la protesta, se han visto casos de saqueos de comercios en Los Teques. Daniel Murolo, jefe de redacción del diario La Región, informó que se contabilizan 54 asaltos a los locales, así como destrozos en una pasarela pública en Montaña Alta. En la Recta de las Minas, vecinos aseguraron que la GNB atentó contra los apartamentos, lanzanzo bombas lacrimógenas hacia adentro de las casas.

Los habitantes del área que no participan activamente en las protestas de los últimos días se han visto afectados por la situación. Muchos no tienen comida suficiente para terminar la semana y los supermercados y comercios no han abierto por los enfrentamientos; otros han tenido que faltar a sus trabajos y  los estudiantes han perdido algunas evaluaciones en sus respectivas universidades.

Carla Carapaica

 

Es Licenciada en Idiomas Modernos, tiene 28 años y vive en una de las Urbanizaciones más cercanas al conflicto: Los Castores. “No me atrevo a salir por miedo a que me maten así como hicieron con Diego (Arellano)”, dijo.

No ha podido salir de su casa a trabajar en lo que va semana, pues utiliza transporte público y los accesos a la Panamericana están trancados, por lo tanto, no está activo el servicio. Explicó que al principio sintió que sus jefes no le creían, pues “la desinformación que hay es muy grande”; pero cuando mandó fotos y videos de lo que pasaba, comenzaron a preocuparse por ella.

Asimismo, afirmó que no han lanzado bombas directamente a su urbanización, pero los gases llegan igualmente y entre todos ayudan con pañuelos con vinagre a los vecinos de tercera edad que se asfixian. “Lo que hacemos es encerrarnos lo mejor que podemos”.

Sus noches de descanso se han visto comprometidas. “Es imposible dormir tranquila. ¿Cómo puedo dormir si escucho las detonaciones y los gritos? Incluso en la madrugada, el humo ha entrado a mi casa”.

La compra de alimentos también se ha visto perjudicada. “Creo tener suficiente para aguantar una semana más” y en caso de que la situación se extienda, opinó que recurrirá a amigos o vecinos. “Todos tenemos que tratar de apoyarnos en esta situación y consumir lo menos posible”.

Sin embargo, Carapaica aseveró que está de acuerdo con la forma de protesta que se ha implementado en San Antonio. “Se ha tratado de resistir y mantenerse en la calle. Solo espero que la gente se entere y pase la voz. Muy poca gente sabe lo que está pasando aquí arriba”.

Alejandra Cárdenas

 

Tiene 21 años, es estudiante de Idiomas Modernos y profesora de inglés. Decidió no ir a la universidad aunque tuvo la oportunidad porque no tenía la seguridad de poder regresar a su casa. “Desde ayer tomé la decisión de no salir”.

Lo más grave que le ha pasado es ausentarse a su trabajo. “Mis clases son por internet casi todas; pero no hay manera de ir a mi trabajo en El Picacho. Igual creo que nadie ha podido ir”

Explica cómo psicológicamente se siente afectada. “Es horrible porque estás en tu casa y la única información que te llega son videos en donde escuchas detonaciones de bombas y perdigones, a gente gritando y con humo por todas partes. Es un caos. Realmente no sabes qué tan grande es el alcance de todo porque solo te llegan partecitas de lo peor”.

La estudiante ratificó que con esta forma de protesta tiene sentimientos encontrados. “No me parece que destruyan todo el municipio. En principio me parece que trancar todo San Antonio por todas partes hasta lugares en donde ni siquiera transitan casi carros, no tiene sentido”.

“Tenemos tres días encerrados aquí nosotros mismos, tampoco puedo criticar mucho porque si no podemos salir de esto de manera pacífica; entonces, ¿cómo es? Hay momentos en que lo apoyo, pero creo que ahora están haciendo más daño de lo que ayudan”.

Asimismo, comentó que en Caracas es como si no pasara nada. “Cuando tampoco sales a la calle, sientes que no puedes opinar porque la moral no te deja. Realmente, uno termina deprimido en su casa”, terminó.

Gabriela Labastidas

 

Estudia Odontología y tiene 21 años. Su residencia es cerca a la Recta de las Minas, en donde la GNB disparó bombas lacrimógenas directamente a los edificios. Ella contó que no ha podido salir de su casa porque hay tres guarimbas en la entrada de su urbanización así como en todo San Antonio.

Decidió quedarse en casa: “Sinceramente, por mí no salgo. El país nos necesita, sin embargo la universidad me obliga a ir ‘con normalidad’”. Asimismo, dijo estar de acuerdo con esa forma de protesta si todo el país se une y no solo en San Antonio de los Altos.

“Nos estamos trancando a nosotros mismos mientras en Caracas todo está normal”.

No logra dormir tranquila porque afirmó que la situación la tiene triste y preocupada. “Ha bajado la calidad de vida; mi carrera cada vez se hace más cara, no comemos igual que antes, vivimos recortadas”.

En su caso, sí ha tenido que lidiar con el humo de las bombas en su apartamento. “He tenido que meter a mi perro en el baño para que no se asfixie. Nosotros nos vamos a la sala porque el olor entra en nuestros cuartos”.

“Nos estamos trancando a nosotros mismos mientras en Caracas todo está normal” was last modified: mayo 18th, 2017 by
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