Noruega realiza los primeros funerales tras la masacre

   Noruega realiza este viernes los primeros funerales de las víctimas de la masacre en la que murieron 76 personas hace una semana, en medio de señales de un salto en la popularidad del gobernante Partido Laborista, que fue el principal blanco de los ataques.

En toda la nación, las banderas estaban izadas a media asta para conmemorar a las víctimas de Anders Behring Breivik, un fanático anti Islam que colocó una bomba en el centro de Oslo que mató a 8 personas y luego mató a tiros a 68 personas en un campamento de verano para jóvenes del Partido Laborista.

Bano Rashid, de 18 años, que llegó a Noruega en 1996 con su familia tras huir de Irak, será enterrada en la iglesia de Nesodden, cerca de Oslo, en el primer funeral tras la tragedia.
La ceremonia combinará oraciones musulmanas y cristianas.

El ministro de Relaciones Exteriores, Jonas Gahr Stoere, asistirá al funeral.

“Tenemos que permanecer unidos y continuar con sus sueños”, dijo el alcalde de Nesodden, Christian Holm, sobre Rashid y otro joven de la localidad, Diderik Aamodt Olsen, que murió en el ataque en la isla de Utoeya, el peor registrado en Noruega desde la Segunda Guerra Mundial.

En un funeral de perfil más bajo, Ismail Haji Ahmed, de 19 años, será enterrado cerca de Hamar, al norte de Oslo. Ahmed, un bailarín que apareció en un concurso de talentos de televisión este año, era uno de los tres miembros de su familia que estaban en Utoeya, dijo el legislador Thomas Breen.

“Hemos perdido a una de nuestras rosas más bellas”, declaró. Los otros dos miembros de su familia sobrevivieron.

Interrogatorio
Breivik, quien dijo estar en una cruzada para salvar a Europa cuando atacó al Partido Laborista, al que acusó de ser complaciente con la cultura musulmana, fue trasladado desde la cárcel para ser interrogado por la policía por segunda vez el viernes.

Un sondeo de opinión indicó que el apoyo al Laborismo saltó alrededor de 10 puntos porcentuales en los días posteriores a los ataques, cuando el primer ministro, Jens Stoltenberg, fue elogiado por su calma a la hora de gestionar la crisis.

Stoltenberg llamó a la unión nacional para rechazar los ataques.
El sondeo, para el diario Sunnmoersposten, fue realizado en dos partes: en los cuatro días anteriores a los atentados y en los cuatro días posteriores. Antes, el apoyo al partido se situó en el 28,1 por ciento y, después, subió a un 38,7 por ciento.

Al mismo tiempo, el apoyo para el Partido del Progreso, una agrupación populista de derecha, del que Breivik fue miembro en el pasado, cayó drásticamente junto con el respaldo al opositor Partido Conservador. La encuesta incluyó a unas 500 personas en cada oportunidad.

El Partido del Progreso se convirtió en el segundo en importancia en el Parlamento noruego tras las elecciones del 2009 con una plataforma ampliamente anti inmigración, pero dice que Breivik nunca fue un miembro activo.

Stoltenberg asistirá a un servicio conmemorativo organizado por el Partido Laborista y sus juventudes en Oslo.

También tiene previsto participar en una ceremonia a las 15.30 hora local en el corazón de la capital para marcar el momento exacto en el que un coche cargado con una bomba hecha con fertilizantes devastó su oficina y otros edificios gubernamentales.

Stoltenberg visitará una mezquita para enfatizar su llamado a la unidad nacional.

Numerosas rosas rojas y blancas adornan las calles de Oslo luego de una marcha el lunes en la que 200.000 personas, es decir, un tercio de la población de la capital, acudieron a mostrar su rechazo de la violencia.

Un equipo de psiquiatras intentará descubrir las razones por las cuales Breivik llevó a cabo los ataques. Su abogado dijo que probablemente esté loco.

“No creo que nadie más en el mundo tenga la misma comprensión de la realidad” que Breivik, dijo su abogado, Geir Lippestad, al diario Aftenposten.

Noruega tiene previsto crear una comisión independiente para investigar los ataques y también evaluará si la policía reaccionó con demasiada lentitud a la matanza en la isla de Utoeya, donde Breivik pudo matar durante más de una hora.

La Policía indicó que los agentes condujeron los 45 kilómetros que la separan de Oslo porque no tenían un helicóptero disponible.