Un joven venezolano murió, en circunstancias aún no determinadas, dentro de una celda del centro de reclusión para extranjeros ilegales en Aruba. Identificaron a la víctima como José Gregorio Javier Bullones, de 25 años, oriundo del estado Lara.
La detención se practicó, presuntamente, porque el venezolano no tenía los 500 dólares en efectivo que se exigen para el ingreso a la isla como turista, a pesar de que portaba consigo dos tarjetas de crédito: una platinum y otra dorada.
Al estudiante de Ingeniería de Producción, en la universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA), lo detuvo una patrulla policial y se le señaló de ilegal en la isla, a pesar de haber ingresado en un vuelo de la línea aérea Láser.
Lo remitieron a la cárcel Dakota, instalaciones que antiguamente sirvieron como hospital psiquiátrico y tras su clausura reformaron para albergar a los extranjeros ilegales. Javier Bullones aguardaba su deportación a Venezuela.
El diario El Impulso reseña que las autoridades, tras hallarlo sin vida, presumen que Javier Bullones pudo haberse inducido la muerte por asfixia mecánica, pues le consiguieron papel higiénico en la garganta, o por intoxicación de droga. Sin embargo, otros detenidos “sospechan de homicidio”.
Las investigaciones se iniciaron para determinar si están frente a un caso de violencia o de un crimen, aseveró la fiscal de Aruba, Ann Angela
Sus familiares no creen en la posibilidad de un suicidio, puesto que José Gregorio no tenía razones para quitarse la vida y exigen, en este sentido, se profundice la investigación sobre su extraña muerte.
«Mi hijo era un buen muchacho, buen hijo, buen estudiante, solidario para quien lo necesitaba, católico, amoroso, un buen hijo”, indicó América Bullones al diario larense.
A José Gregorio Javier Bullones lo sepultaron en Duaca el pasado sábado, luego de que la Cancillería venezolana diligenciara su traslado desde Aruba a Lara.