No quisieron decir adiós y se hicieron coaches

   CARACAS.- El amor por el juego de los bates y pelotas puede llegar a ser tan fuerte que muchos no quieren alejarse de un campo de beisbol mientras las circunstancias se lo permitan.

Esa es la razón principal por la que algunos jugadores cuando les llega el momento de guindar los spikes optan por dar un giro de 180 grados a su carrera, convirtiéndose en instructores.

Para esta temporada hombres como Lino Connell, Álex Delgado, Felipe Lira y Edwin Hurtado formarán parte de la nueva camada de coaches que emergerán en la LVBP.

“Es primera vez que me dicen para ser coach y decidí aceptarlo porque empecé a extrañar un poquito el beisbol, estar en el terreno es lo mío”, comentó Felipe Lira, aquel que se subió a los montículos del país por 19 campañas, todas menos una con los Tiburones de La Guaira, equipo con el que ahora fungirá como instructor de bullpen.

“Voy a extrañar muchas cosas de ser jugador, muchas cosas que hice durante 20 años”, dijo por su parte Lino Connell, quien repartió batazos en Venezuela antes de estrenarse como coach de bateo de los salados esta zafra. “Salir al terreno a tratar de dar el hit clave para tu equipo por supuesto que lo voy a extrañar, pero ya me venía preparando para cuando llegara el momento de no jugar más y lo estoy asimilando bien. A lo mejor me pegará el primer día, pero después me concentraré en cumplir con mi rol y aportar al equipo de otra manera”.

Al igual que Connell, Álex Delgado es otro que se venía haciendo la idea de pasar a un nuevo plano.

“Ya estaba manejando la posibilidad desde el año pasado. Yo le dije a Cardenales que quería jugar una zafra más y luego comenzar la etapa de coach”, dijo el ahora instructor de receptores de los crepusculares.

Sin embargo, para otros no fue así: “Se siente un poco extraño tener este uniforme, me dieron una gran posibilidad”, expresó Edwin Hurtado, quien este año probó suerte como técnico en México y ahora lo será en las granjas del Magallanes. “Es un desafío trabajar para un equipo con tanta historia y fanáticos alrededor de Venezuela”, comentó el ex lanzador.

Un nuevo inicio

“Prácticamente, firmé otra vez. Es como si empezara una nueva carrera”, así definió Felipe Lira el poner fin a su periplo como jugador y embarcarse en una nueva aventura.

“Estoy en una vitrina grande para conseguir trabajo en Estados Unidos como coach de pitcheo. Esta carrera es como la de un jugador, dependiendo de tu trabajo y la organización en la que estés, vas surgiendo”.

“Antes la responsabilidad era dar el hit, ahora es asegurarte de que otro dé el hit”, indicó Connell. El beisbol es una escuela. Estoy en primer grado apenas como coach”, aseguró.

“En el futuro me gustaría ser mánager, pero apenas estoy comenzando a gatear”, expresó por su parte Delgado. “La puerta de los anillos no se ha cerrado”, advirtió la persona con más anillos en el campeón en la LVBP.

El otro camino es más común

Cuando las condiciones físicas, e incluso las mentales, comienzan a flaquear, a menudo a muchos peloteros no les queda más remedio que optar por ponerle fin a sus carreras. Varios terminan haciéndose técnicos.

“Quería que me recordarán como ese jugador que siempre dio todo de sí en el terreno de juego”, comentó Álex Delgado del porqué tomó la decisión de retirarse.

Pero algunos como Andrés Galarraga o David Concepción, por ejemplo, a pesar de recibir ofertas, nunca tomaron en serio la posibilidad de ser instructores a tiempo completo.

Hay otros peloteros que se encuentran en plenitud de condiciones y deciden no continuar porque, simplemente, así lo quieren. Algunos se cansan de tantas jornadas de inagotables prácticas, viajes y tiempo alejado de su familia.

En el caso de las Grandes Ligas, este año las lomitas vieron como dos de los más dominantes pitchers, Andy Pettitte y Billy Wagner, dejaron de subirse en estas, con todo y que aún podían dominar hasta al más temible bateador.

“Cuando estaba en mi casa con los niños me gustó, posiblemente, demasiado”, dijo Wagner a la cadena ESPN, justificando su partida luego de salvar 422 partidos a lo largo de 16 campañas. “No tiene nada que ver con la forma como estaba lanzando. Creo que era el momento indicado”.

“Ya no me muero por estar jugando beisbol. Estoy absolutamente bien en mi hogar”, explicó por su parte el zurdo Pettitte, que hizo de las suyas en las mayores por 16 largos años.