Al respecto, considera que los funcionarios de la administración pública se han visto influenciados por la burocracia, “la derecha ha creado los perfiles de todos estos funcionarios públicos para lograr privatizar al Estado de manera indirecta”.
A continuación la columna completa:
El burocratismo vive y convive con nosotros, a pesar de nosotros mismos. Si usted le pregunta a cualquier ciudadano o ciudadana si cree que el burocratismo es bueno, éste lo rechazará inmediatamente, despotricando de él, aún cuando a quien se le pregunte sea a una secretaria de la administración pública que se está pintando las uñas con una cola de gente al frente esperando que ser atendidos.
Se habla mucho del burocratismo en estos días, en especial por el hecho de que en nuestro país se desarrolla un proceso revolucionario que pretende ir rumbo al socialismo bolivariano, y como he expresado en otras oportunidades, el burocratismo es enemigo fiel de cualquier revolución.
En general, el burocratismo, entre otras tantas cosas, es la máxima expresión de la desidia del Estado por los asuntos ciudadanos, que induce a la privatización de lo público, me explico:
Cuando una autoridad municipal no mantiene la seguridad y custodia de los espacios públicos (plazas, salidas del Metro, etc.) que son de su competencia, aduciendo además cualquier argumento burocrático, estos son tomados por particulares quienes hacen negocio con ello, alquilan los metros de acera para puestos de venta informal o se convierten en espacios para el contrabando, venta de drogas, etc.
Cuando la permisología de una institución estatal, estadal o municipal es engorrosa y lenta, aun cuando esté muy bien tecnologizada, se convierte en un nicho de corrupción, a través de gestores que hacen de la negligencia o la falta de articulación institucional un negocio privado nacido de la Administración Pública.
Cuando por falta de formación y capacitación a los funcionarios de la Administración Pública que debe tratar con público, tienes a personas incapaces de dar la información pertinente para la resolución de demandas de ciudadanos, el o los ciudadanos optan por pagar para lograr sus objetivos.
Pero, ¿cómo reconocemos a un funcionario que alimenta o se alimenta del burocratismo?, existen algunos tipos de funcionarios que podemos observar en nuestra Administración Pública:
El funcionario “cita”: que no atiende al menos que sea por cita previa con días de anticipación.
El funcionario “escoltado”: que está rodeado de escoltas y asistentes, delegando en ellos funciones que éstos no son capaces de resolver.
El funcionario “padre irresponsable”: que anda pariendo buenas ideas siempre, pero es incapaz de concretar alguna.
El funcionario “mass media”: que sólo piensa en la entrevista de televisión o como salió en las cámaras que estuvieron en el evento de turno, sin importar lo que se hizo o dejó de hacer.
El funcionario “dólar”: que ve en cada una de sus acciones un negocio.
El funcionario “cuatrero”: léase, aquel que sólo piensa en la hora de salida, las 4 y media.
El funcionario “desestímulo”: que teniendo las posibilidades no estimula a su personal a ser productivo.
El funcionario “contradictorio”: que demuestra un estilo de vida contrario al que profesa.
El funcionario “compadre”: el que está porque es compadre de fulano de tal.
El funcionario “partido”: el que hace todo, sólo si el partido se lo instruye.
El funcionario “doctor”: que exige que le digan licenciado o doctor, y después se pone camisa roja.
El funcionario “pistola”: aquel que ve en quien demanda sus servicios como un enemigo que debe ser exterminado, porque lo hace trabajar.
El funcionario “riñón”: aquel que concentrando tanto poder, si se para, afecta a todo el organismo.
El funcionario “caballo”: porque cabalga horarios en la administración pública.
El funcionario “hamburguesa”: porque siempre está almorzando.
Y así, un sinfín de categorías que seguro usted podrá también enumerar.
La derecha ha creado los perfiles de todos estos funcionarios públicos para lograr privatizar al Estado de manera indirecta, negando la eficiencia y la eficacia de la Administración Pública, y el Capitalismo de Estado ha mantenido y desarrollado a estos funcionarios públicos porque así se benefician los burócratas en la concentración de poder.
El socialismo bolivariano del Estado Comunal, debe librar una batalla titánica en contra de la burocratización, que en definitiva atenta contra el verdadero Poder Popular.
Concluyo con un ejemplo concreto ¿Quién puede justificar que un trámite de solicitud de divisas en efectivo, realizado ocho días antes del viaje sea aprobado por CADAVI, pero el banco igual no pueda entregarlas porque falta un correo del BCV para autorizar las divisas?.
Pero peor aún, ¿Por qué un ciudadano venezolano no puede decidir viajar al exterior de un día para otro porque no va a poder tener acceso a divisas? ¿Por qué un venezolano humilde, que no tenga tarjeta de crédito o una cuenta bancaria de no menos de 6 meses de abierta no puede tener la oportunidad de viajar al exterior (por cualquier causas razonable) con divisas a 4,30 Bs. y termina accediendo a divisas ilegales pagando más caro de lo que es su derecho, o simplemente no puede viajar?.
¿Quién se alimenta de las divisas paralelas? No cuestiono el control de cambio que ha establecido el Estado como mecanismo para la protección de las reservas internacionales, cuestiono que eso sirva de excusa para limitar a los ciudadanos del acceso a un recurso que es su derecho, y que además con tanta tecnología, si cumple con los requisitos de rigor, no sea de inmediato.
Pero seguro los técnicos siempre tendrán la explicación perfecta de por qué la carpeta debe ser marrón, la Ley de simplificación de trámites administrativos duerme en los brazos de Morfeo.
El burocratismo y el funcionario “pistola”.
Nicmer N. Evans