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Ni francotirador, ni carne de cañón (Gilberto L. Cortés G.)

c6     Todos los Venezolanos debimos despedir al Tío Simón con un gran homenaje, así como se le hizo a Alí Primera en su momento, ríos de gente debimos manifestarle nuestro amor por tanto amor que le dio a Venezuela, sin embargo, con mucha vergüenza pude sentir en mi pellejo como su hija pedía que le despejaran la zona para, por lo menos, sepultarlo en paz.
La implementación de un sistema político exige la continua rectificación con el propósito de llegar a un modelo evolucionado, pienso que Venezuela se ha saltado muchos pasos y, entre otros resalto dos grandes errores que no le permiten acceder a la clase de países del primer mundo, estos errores son: La Corrupción y el Clasismo.
La corrupción no se creó con este gobierno, de hecho, la cuarta república cayó debido a la misma causa, por esto no concibo que las personas quieran regresar con las mismas personas al mismo pasado, aunque muchos no lo valoren, tenemos una gran cantidad de logros gracias a la revolución por lo que creo que ese es el camino, solo debemos rectificarlo.
La Corrupción ha creado una especie de gobierno de cómplices, donde algunos personajes tanto del gobierno como de la oposición se orquestan para hacer negocios con los recursos del estado.
La inseguridad se debe a la corrupción policial, muchas veces iniciadas por nosotros cuando sobornamos a un funcionario para que no nos coloque una multa, esto genera una espiral de negociaciones que solo trae más corrupción, para muestra está que yo nunca he visto una huelga de fiscales de tránsito, ni de guardias nacionales, etc, para exigir mejores salarios.
El clasismo ha sido un caso atípico en Venezuela, el Gobierno ha centrado sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida principalmente en la clase baja, dejando a un lado a las clases sociales donde se encuentran los técnicos y profesionales que son quienes pueden prestar sus conocimientos y experiencias para el desarrollo de la nación, con los recursos y las potencialidades que tenemos, todos los venezolanos gozaríamos de alta calidad de vida.
Cientos de miles viviendas se han construido para las clases más desposeídas, que me parece excelente, sin embargo, una fracción muy pequeña se ha destinado para urbanismos de clases media, dejando este negocio para las constructoras quienes no tienen escrúpulos para colocarse márgenes de ganancia que acaban con la esperanza de muchos jóvenes profesionales.
La falta de profesionalismo y de ética se ha confabulado de una manera perfecta entregando las empresas del estado a personas en absoluto capacitadas para su buen manejo y productividad siendo el castigo por una mala gestión sólo la destitución y en muchos casos, el enroque.
Las empresas del Estado deben ser administradas bajo las más estrictas políticas de calidad y transparencia, para eso se requieren gerentes bien capacitados y remunerados, vengan de donde vengan, que cuiden y hagan eficientes cada bolívar y cada máquina que coloquen bajo su responsabilidad, la diferencia entre una empresa privada y una pública solo tiene un nombre: Sentido de Pertenencia.
Debemos entender que estamos en esta vida para aportar algo a la misma y que sólo nos llevaremos al morir la satisfacción de estos aportes.
En estos momentos nos encontramos inmersos en una supuesta lucha de clases donde se han aprovechado las frustraciones acumuladas de un importante número de personas y se han creado grupos radicales de ambos bandos, estos bandos son manejados por gente que no tiene nada de patrióticos sino que buscan otros intereses.
Solo una Sociedad Civil sensata con propuestas realistas que conlleven a una inclusión generalizada en este País y un gobierno atento, nos permitirá seguir unidos como pueblo, de lo contrario, solo seremos peones en un juego… donde los reyes siempre serán otros.
OM SHANTI
Gilberto L. Cortés G.
@gilbertocorts

Ni francotirador, ni carne de cañón (Gilberto L. Cortés G.) was last modified: marzo 5th, 2014 by
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