Venezuela considera una “amenaza” el auge del petróleo de esquisto de EE UU, que ha llevado a la reducción de las importaciones de crudo de Washington, indicó hoy el ministro de Petróleo de Venezuela, Nelson Martínez.
“Es una amenaza, obviamente es una amenaza”, dijo el ministro a los periodistas antes de abrirse en Viena la conferencia semestral de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).
“Vendemos cerca de unos 800.000 barriles de petróleo (diarios) a EE UU”, recordó el titular venezolano de Petróleo, que dijo que todavía se debía de valorar cómo afectaría el aumento de la producción de esquisto en EEUU a las importaciones.
La producción de Venezuela en 1,97 millones de barriles diarios de crudo, según fuentes no Opep.
Sobre la propuesta presupuestaria del presidente de EE UU, Donald Trump, de vender la mitad de sus reservas estratégicas y facilitar la explotación petrolera en Alaska, lo que podría neutralizar los recortes de la Opep, el ministro venezolano señaló que habría que esperar si esa idea se materializa.
“Eso obviamente va a tener un impacto pero no sabemos todavía… Donald Trump ha dicho muchas cosas y algunas se cumplen y otras no, vamos a esperar a ver”.
No obstante, reconoció que, “obviamente”, esa medida presionaría a la baja los precios.
Otros ministros de la Opep no coincidieron en calificar de “amenaza” al fuerte incremento del petróleo de esquisto, pues consideran que pertenece a la oferta que ya absorbe el mercado, al igual que la de otros crudos de extracción no convencional.
“El petróleo de esquisto (Shale oil) es parte de los crudos ‘No-Opep’ y ha sido ya absorbido en el mercado. El aumento del petróleo de esquisto es igual que el de cualquier otro”, sostuvo el ministro de Petróleo de Kuwait, Esam al Marzuq.
Los trece socios de la Opep y otros once productores de crudo independientes, entre ellos Rusia y México, se reúnen hoy en Viena para decidir si prolongan la duración del recorte de su oferta conjunta de crudo, acordado a finales del año pasado y vigente este semestre.
En vísperas de la reunión, la mayoría de los delegados se inclinaba por aprobar una extensión del acuerdo al menos por nueve meses, hasta marzo de 2018.
El pacto supuso la retirada desde el 1 de enero de 2017 de 1,8 millones de barriles diarios (mbd) del mercado, cerca del 2 % de la producción petrolera mundial de entonces, con el objetivo de reducir el exceso de la oferta que, acumulado en los inventarios de crudo, presiona a la baja sobre los “petroprecios”.
Pero el efecto de la reducción ha sido contrarrestado en parte por el fuerte incremento de las extracciones de petróleo de esquisto en Estados Unidos y el nivel de las reservas almacenadas (inventarios) en los países consumidores sigue por encima de la media de los últimos cinco años a la que quiere llegar la Opep.
Con información de EFE.