El balón, diseñado por Adidas y bautizado con la palabra zulú de “celebración”, está formado por ocho paneles tridimensionales, pesa 440 gramos y sus costuras son tan lisas que podrían ser la causa de trayectorias aleatorias, junto a la ligereza de la pelota.
O al menos así lo creen expertos del Laboratorio de Mecánicas de Fluidos de la agencia espacial estadounidense, que han puesto a prueba el balón con jugadores profesionales estadounidenses.
Según el ingeniero aeroespacial Rabi Mehta, uno de los investigadores de la pelota, “es bastante obvio que lo que ves es un efecto ‘nudillo’”, dijo en un comunicado.
El experto se refiere a cómo la pelota es golpeada y se proyecta en una curva irregular, volando hacia arriba y hacia abajo sin un camino preciso.
Para explicar este comportamiento extraño, Mehta señala que, cuando una pelota relativamente lisa parece volar sin mucho efecto, el contacto del aire con su superficie se ve alterado por los canales que dejan sus costuras, lo que provoca un recorrido asimétrico del esférico.