Montevideo, AFP – El mandatario uruguayo, un ex guerrillero que tiene una relación personal de larga data con Lula, dedicó gran parte de su espacio radial «Habla el presidente» a hacer un balance de los dos períodos de gobierno de Lula, que dejará el poder el 1 de enero de 2011 a su heredera, Dilma Rousseff.
«Creo que el balance de este tiempo de Lula es toda una lección de alta política para los líderes de América latina», dijo Mujica, quien estimó que «se cierra un ciclo que tuvo claroscuros y que tuvo dificultades».
Mujica elogió que durante el gobierno de Lula, «30 millones de indigentes superaran definitivamente la situación trágica de su pasado y otros tantos saltaran de la pobreza a niveles medianamante aceptables en una sociedad de dimensiones colosales y en un país que siempre ha estado ubicado entre los más injustos que hay arriba de la Tierra».
«Los logros de ese gobierno han sido formidables, una fantástica revolución, que no fue una revolución que trastocara los cimientos de la sociedad de mercado sino, por el contrario, fue un largo proceso lleno de avatares y de dificultades», añadió.
En un momento en el que enfrenta conflictos laborales en varios sectores de su propio país,Mujica recordó las resistencias de los «poderosos» pero también a algunos sectores de trabajadores «con niveles medios que cegados llegaron a tratarlo a Lula de traidor».
En ese marco, advirtió que «la política de reparto imprescindible tiene límites, no es infinita, porque no se puede pretender repartir lo que no se ha creado».
«Por este lado se corre el desenfrenado peligro -tal vez con la mejor buena intención- de incrementar súbitamente tanto reparto que se frene el motor de la ganancia y de la inversión», indicó.
«Lamentablemente estas lecciones evidentes (…) en la historia reciente de Brasil no necesariamente se transforman en un acervo cultural que nos conduzca, no para copiar, (…) sino simplemente para aprender en profundidad», concluyó Mujica.