La mujer había quedado embarazada hace 30 años, pero sin llegar a dar a luz. Especialistas de aquel país pudieron extraer un feto momificado que llevaba 30 años en el vientre de la paciente.
“Vino al servicio de urgencia por un dolor abdominal. Es un embarazo ectópico (que se desarrolla fuera del útero), un feto que murió”. Ella había recurrido a todo tipo de ayuda, desde médicos, curanderos, pastores de iglesias, etc. Paulatinamente su barriga comenzó a ponerse cada vez más pequeña”, señaló la doctora.
A través de una intervención, los médicos revelaron el resultado de la cesárea practicada: una estructura ósea en posición fetal, con un peso de casi dos kilogramos.