En algunas zonas el espesor de la nieve ha alcanzado los 37 centímetros, más de los 30 que se consideran “una sexta parte de toda las precipitaciones normales en un invierno”, según el teniente de alcalde de servicios comunitarios de Moscú, Igor Pergámenshik.
El tráfico sigue prácticamente paralizado en las principales vías de la ciudad, en la que solo durante la mañana de ayer se produjeron más de 50 colisiones entre coches.
Otros 71 accidentes se registraron en las últimas 24 horas en la región de Moscú, que rodea la capital rusa.
Al menos 58 personas han sufrido lesiones de diversa consideración a consecuencia de las caídas por el hielo en las vías de tránsito de los peatones, “una estadística normal para el invierno”, según las autoridades sanitarias municipales.
Alrededor de 12.000 vehículos y maquinaria especial, entre ellos 4.000 camiones, han recogido más de 300.000 metros cúbicos de nieve de las calles de la capital.
La situación puede complicarse en las próximas horas, ya que en estos momentos cae sobre Moscú una precipitación conocida como lluvia helada que ya causó estragos en esta ciudad hace dos años.
Este fenómeno meteorológico se produce por la combinación de temperaturas sobre cero en las capas altas de la atmósfera y las bajas temperaturas a ras de suelo, que hace que las gotas de lluvia se congelen casi inmediatamente al tocar la superficie.