En avión, en autobús, e incluso, en barcos hasta algunos puertos españoles y de ahí por carretera, unos 450.000 jóvenes llegan a la capital española entre este lunes y el martes, primer gran día de la JMJ que culminará con una gran misa de bienvenida en la céntrica plaza de Cibeles.
«Es una experiencia única encontrarse con gente de todo el mundo, además de conocer un país que todo el mundo tiene ganas de conocer, junto con Europa en general, y poder compartir un mismo pensamiento porque somos católicos», dijo a la AFP Daniel Borba Zanelatto, un joven brasileño de 15 años, a su llegada al aeropuerto madrileño.
Es uno de los miles de peregrinos que llegan, deseando pasar una gran semana de convivencia con jóvenes católicos de 193 países, muchos de los cuales llevan ya una semana repartidos por distintos pueblos y ciudades españolas, donde han participado en distintas actividades.
«Ha sido una experiencia muy bonita, muy positiva. Estamos cansados, pero muy ilusionados por estar aquí para ver al Papa», dijo a la AFP, María Méndez, de 37 años, llegada a la capital española con medio centenar de dominicanos, desde Barcelona, donde ha pasado los últimos tres días.
En la capital catalana, Méndez participó el domingo en una misa multitudinaria en el Forum de Barcelona, junto al mar, mientras en otras localidades han participado en excursiones, procesiones, etc…
Aunque hay 450.000 peregrinos inscritos oficialmente para la JMJ, los organizadores estiman que este número de participantes se multiplicará por tres para este evento, cuyos puntos fuertes serán un Vía Crucis por el centro de Madrid y una vigilia con el Papa.
«Estoy contento de visitar España, pero sobre todo es la oportunidad de celebrar mi fé con otros que la comparten», dijo Mauro Prieto, un estudiante de ingeniería brasileño.
Vestido con una camiseta amarilla y verde por los colores de su país, junto a su grupo de 30 personas, tiene previsto alojarse en uno de los colegios de Madrid, previstos para acoger a los peregrinos, entre ellos el de El Recuerdo, una institución jesuita madrileña, que albergará a 3.000 jóvenes de 50 países.
«Esto requiere una logística muy importantes porque 3.000 personas duchándose es algo muy complicado», dice Alvaro Paternina, un peregrino de 21 años que estudió en el colegio y ayuda en la organización, mientras los autocares van dejando a los peregrinos.
«Es una mezcla de culturas muy grande, una experiencia enriquecedora», destaca Emmanuelle Callies, una estudiante francesa de geografía de 20 años, que se han instalado en el polideportivo del colegio, donde dormirán entre 300 y 400 chicas y donde han tenido que instalar 40 duchas en una parte del garaje.
Por la tarde, asistirán a una misa al aire libre en el patio del colegio, donde se han instalado 3.000 sillas y un altar.
«Nos hemos preparado desde hace tres años a nivel espiritual y para encontrar financiación», añadió el padre Adérito Rodrigues, de 28 años, que lidera un grupo procedente de Cabo Verde.
Los organizadores de la Jornada han insistido en la autofinanciación del evento, y calculan que proporcionará unos beneficios de 100 millones de euros a la economía española, pero aun así, ha habido críticas al coste de estas celebraciones, que alcanza los 50,5 millones de euros. La víspera de la llegada del Papa grupos opuestos a la JMJ realizarán una manifestación contra la misma.
Para Benedicto XVI, este viaje es el segundo que hace a España en nueve meses y el tercero desde que es el jefe de la iglesia católica, mientras para España se trata de la segunda vez que acoge las JMJ, ya que esta iniciativa que el anterior Papa, Juan Pablo II, creó en 1986 ya se celebró en 1989 en Santiago de Compostela (noroeste).