La plaza Tahrir de El Cairo seguía ocupada al amanecer por 14º día consecutivo por los manifestantes que exigen que las negociaciones entre el régimen y la oposición inciadas la vísperas no hagan perder de vista el objetivo de que Mubarak, en el poder desde hace 30 años, se vaya ya.
El presidente estadounidense, Barack Obama, destacó el domingo que Egipto estaba viviendo una mutación política y abogó por la instauración de un «gobierno representativo» en el país árabe, aunque se abstuvo de pedir la partida inmediata de Mubarak, un aliado de larga data de Washington.
«Sólo él sabe lo que va a hacer. No va a buscar la reelección. Su período termina este año», dijo Obama al ser interrogado por la televisión Fox acerca de las intenciones del mandatario del país árabe.
Mubarak prometió la semana pasada que no volvería a presentarse a un nuevo mandato en las elecciones de septiembre próximo, pero se negó a dejar el cargo de inmediato, alegando que el país podría sumirse en el «caos».
El vicepresidente egipcio, Omar Suleimán, nombrado en ese cargo en los primeros días de la crisis, recibió el domingo a representantes de diversos grupos opositores, incluyendo al movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes, aunque esos contactos no consiguieron desempantanar la situación.
Tras el encuentro, los participantes acordaron llevar a cabo «una transición pacífica del poder basada en la Constitución», anunció el portavoz del gobierno Magdi Radi.
Pero los Hermanos Musulmanes anunciaron que las reformas propuestas por el régimen eran insuficientes.
Una persona que participó en el diálogo entre oposición y gobierno dijo a la AFP que todas las reivindicaciones de la oposición no fueron aceptadas, principalmente la que pedía que los responsables de la violencia del miércoles y del jueves fuesen llevados ante los tribunales.
«Todos los participantes en la reunión observaron un minuto de silencio en memoria de los mártires durante las manifestaciones», informó por su parte la agencia oficial Mena.
Cerca de 300 personas murieron desde el inicio de la rebelión egipcia, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según el portavoz del gobierno, los participantes en el diálogo hallaron el «consenso» sobre «la formación de un comité que incluirá al poder judicial y personalidades políticas, para estudiar y proponer enmiendas constitucionales y legislativas antes de la primera semana de marzo».
En el diálogo participan, además de representantes de los Hermanos Musulmanes, el partido Wafd (liberal) y el Tagamu (izquierda), miembros de un comité de los grupos prodemocracia que lanzaron el movimiento de protesta que exige la salida de Mubarak, así como figuras políticas independientes y empresarios.
Con su participación, los Hermanos Musulmanes toman distancias con Irán, que exhortó al establecimiento de un régimen islámico en Egipto.
Quien no fue invitado al diálogo fue Mohamed ElBaradei, Premio Nobel de la Paz y figura de la oposición.
En la concentración del domingo en la Plaza Tahrir, se celebró una ceremonia conjunta entre musulmanes y cristianos.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, expresó su apoyo a la participación de los Hermanos Musulmanes en las conversaciones políticas.
«Hoy (domingo) hemos sabido que los Hermanos Musulmanes decidieron participar (en las conversaciones), lo que indica que al menos están implicados en el diálogo que nosotros hemos estimulado», dijo Clinton a la estadounidense National Public Radio (NPR), desde Alemania.
«Vamos a esperar y a ver cómo se desarrollan» las conversaciones, pero «hemos sido muy claros sobre lo que esperamos» de ellas.