El guardameta, sobresaliente todo el encuentro, impidió la sentencia anticipada de un choque que siempre se movió al dictado del Barcelona, muy seguro en defensa, incontestable en el medio campo e imparable en ataque para el conjunto rojiblanco, hoy derribado por los goles del argentino Lionel Messi y Gerard Piqué, destacó Efe.
El Barsa, esta vez, no dudó ni un segundo en su visita al Vicente Calderón. Desde el inicio ejerció un dominio absoluto, con el balón como propiedad exclusiva para manejar el partido a su ritmo, al que marcaban sus infinitos toques y su precisión milimétrica y que dejó al Atlético sin pelota y sin fútbol.
No la tuvo en todo el primer tiempo ni en el segundo, porque no se la dejó su rival en ningún momento, ni siquiera con la presión arriba de los jugadores rojiblancos, que generaron algún pequeño apuro a los defensas barcelonistas, casi los únicos en todo el viaje hacia el descanso para el equipo dirigido por Pep Guardiola.
Porque el Barcelona mandó con autoridad desde el primer minuto y hasta el intermedio. Y con merecido premio en el marcador, el 0-1 (m. 12) del argentino Lionel Messi tras una magnífica pared con Pedro, en uno de los múltiples espacios entre medio campo y defensa del Atlético, un paraíso para el talento de los visitantes.
Ni siquiera el 1-1, en un puntual saque de esquina cabeceado por Raúl García en el minuto 25, alteró el control de los azulgranas, superiores en todo en la primera parte, marcador incluido, cuando Piqué resolvió un córner sin aparente peligro, con control con el pecho, disparo y gol ante un Godín demasiado blando (1-2, m. 32).
Era un partido bajo el estricto dominio del Barcelona, que también estrelló un balón en el poste por medio de Villa, pero un encuentro con sólo un gol de distancia y un duelo tan habituado los últimos años a imprevisibles cambios de guión que mantenía la incertidumbre para la segunda mitad… si el Atlético reaccionaba.
Lo intentó el equipo rojiblanco en la reanudación, en la que Quique Sánchez Flores sustituyó al argentino Kun Agüero, de inicio en el once aunque había sido duda toda la semana por una contusión en la pierna izquierda, y en la que las ocasiones correspondían, de nuevo, al Barcelona, que se encontró con un espectacular De Gea.
El guardameta, excelente ante sendos disparos de Xavi y Pedro y un mano a mano con Villa, mantuvo al Atlético en el encuentro, en el que los impulsos de coraje de los rojiblancos no era suficientes para derribar al Barça, que prolongaba su seguridad, que no sufría por el triunfo y que perdonó el 1-3 en una jugada de Messi.
El choque tenía un claro color azulgrana -lo había tenido todo el partido-, sólo inquietado por acciones esporádicas, como un disparo de José Antonio Reyes, demasiado poco para responder a la absoluta superioridad del Barcelona en el encuentro de hoy, un monólogo de los visitantes desde el primer hasta el último minuto y del que Messi se retiró lesionado tras una entrada de Tomas Ujfalusi, que le valió al checo la tarjeta roja.
El Universal