Las autoridades policiales buscaban a Marcos Andrés Rivas Lugo, de 17 años, en Coro, desde el pasado 5 de febrero. Cuatro meses y 10 días más tarde hallaron el cadáver y detuvieron a Larry Kelly (18) y a su compinche de 17 por su presunta vinculación en la muerte de Rivas.
Los efectivos de la División de Homicidios de la Policía científica de Punto Fijo, en Falcón, capturaron a los jóvenes luego que descubrieran, mediante telefonía, que en el fondo de la vivienda de Kelly, en la vereda 14 del sector III de Banco Obreco, municipio Carirubana, estaba enterrado el cadáver de Rivas.
Las pruebas indicaron que en esa casa usaron el celular de la víctima por última vez. Los estudios a los restos óseos confirmaron que correspondían a Marcos Andrés, desaparecido desde el 5 de febrero de 2016.
La Policía detuvo a Kelly mientras prestaba servicio militar y a un amigo por su presunta participación en el caso. Además se llevaron detenidos a los padres de Kelly, quienes viven en la misma casa donde hallaron el cadáver, para conocer si participaron o tenían conocimiento del homicidio.
Un detective contó que el joven admitió los hechos durante las entrevistas en el despacho policial, al parecer, asesinó a su amigo por una deuda. Los huesos arrojaron además que no hubo maltrato físico. Presumen que murió por asfixia mecánica en compañía de su cómplice. Según la data de muerte, lo asesinaron el mismo día que desapareció.
Lo buscaron por doquier
Iraima Lugo, madre de Marcos Andrés, acudió a la Policía de Falcón para reportar a su hijo como desaparecido. El pasado 5 de febrero lo vio por última vez su padre. Vestía suéter blanco con letras verdes, jean y unas botas Converse beige.
Había salido de su casa en Coro, iba a Punto Fijo a pasar unos días con su madre pero nunca llegó. Antes de morir avisó a su madre que llegaría más tarde de lo acordado porque iba a estar con unos amigos. Lugo compartió sus números telefónicos por si alguien lo veía.
Hallan sus bienes
La Policía científica trasladó los cadáveres hasta la sala de autopsias del Cementerio municipal Virgen de Coromoto, conocido como Matacán. La vivienda es sometida a rigurosas experticias, con las que han encontrado objetos que Iraima Lugo ha manifestado ser propiedad de su hijo.