Opinión-. Las sociedades del mundo avanzan a pasos agigantados hacia el empoderamiento del ciudadano, a tal nivel que los gobiernos más participativos y abiertos junto con sociedades más comprometidas con el crecimiento de sus ciudades, destacan como adalid del progreso y el desarrollo.
He aquí la importancia de la participación del ciudadano y más en sistemas tan débiles como el venezolano, donde la autoridad se confunde con adueñarse, y el ejercicio del gobierno ha quedado reducido a aquellos que ocupan cargos de elección popular y sus equipos.
Sin embargo, la participación no puede ser una iniciativa anárquica, una acción desordenada o de impulso, no. La participación debe estar regida con unos estándares para que sea más fuerte, más importante y más seria.
Y, para lograr esto necesitamos a ciudadanos preparados para el ejercicio de la controlaría social y la veeduría ciudadana. Así como a veces nos quejamos porque seleccionamos a gobernantes carentes de formación, así mismo ocurre con el ciudadano.
Cada uno de quienes vivimos en una ciudad deberíamos prepararnos para saber cuál es nuestro papel dentro de este «todo» que llamamos ciudad; debemos prepararnos en lo que son y para qué sirven, por ejemplo, los llamados Consejo Local de Planificación de Políticas Pública, deberíamos saber los pormenores de lo que es un Presupuesto Participativo, el peso de las Asambleas de Ciudadanos y demás detalles enmarcadas en las leyes venezolanas.
La falta de preparación del ciudadano en temas públicos es la génesis del aprovechamiento de quienes ejercen el poder. Cabe acá la afirmación del Libertador Simón Bolívar, aquella que dice que 《Un pueblo ignorante es instrumento de su propia destrucción》, por ende, es fundamental que conozcamos nuestros derechos, deberes y acciones que debemos acometer para mejorar nuestro entorno.
Por ejemplo, una sociedad que sepa cuáles son los pilares de un Gobierno Abierto y reclame la ejecución de éstos en su ciudad, es una sociedad empoderada y decidida a ejercer su rol dentro del quehacer público local.
La sumatoria de las voluntades junto a la formación ciudadana, pueden construir soluciones increíbles, ya Europa lo está demostrando al igual que algunos estados de los Estados Unidos de Norteamérica; y, a pesar de las limitaciones en Latinoamérica y de las consecuencias de la «nueva normalidad» producto de la Pandemia, estoy convencida que aquí podemos avanzar en la dirección correcta, a pesar de la disgregación política que existe en Venezuela
Es decir, creo que muchas ciudades en Venezuela pueden ser la punta de lanza en la construcción de sociedades más activas y participativas y la consolidación de gobiernos más transparentes y democráticos; Lechería, Chacao, Baruta, Los Salias pudieran ser parte de ese crecimiento hacia el progreso, no obstante, reitero que solo la formación del ciudadano y la comprensión de los gobernantes es la puerta de entrada para transformar nuestras ciudades.
Por: María Alejandra Malaver
Miembro de la Directiva Nacional del Colegio de Ingenieros de Venezuela