MARACAIBO: La casa “bendita” de San Francisco: Imagen de Cristo llora sangre y la Rosa Mística emana escarcha

     Cada quien es libre de creer lo que desea, y Melba de Chacón, de 63 años, cree con firmeza que Dios la escogió, por motivos que no ha logrado descifrar, para manifestarse en su casa, un lugar «bendecido» por los sucesos cristianos que han ocurrido con el transcurrir de los años, como las lágrimas de sangre que llora la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la escarcha que brota de la figura de la Rosa Mística, advocación de la Virgen María. 

La vivienda de Melba, llamada Sagrado Corazón de Jesús, está ubicada en la avenida 171 del sector 12 La Popular, parroquia Domitila Flores, municipio San Francisco, estado Zulia, al occidente de Venezuela. Desde hace mucho tiempo esa casa dejó de ser privada para abrir sus puertas a todos aquellos quienes buscan expresarse ante dos imágenes que para ellos son «milagrosas».

El origen

Desde los 11 años, cuando un sacerdote le habló a Melba sobre el Sagrado Corazón de Jesús durante las clases de catecismo que recibió en Boca del Catatumbo, su pueblo de agua natal localizado en el municipio Catatumbo, es devota de ese símbolo que —según la iglesia católica— representa el corazón físico de Jesús de Nazaret.

Aquel religioso, contó, le regaló su primera imagen del Corazón de Jesús, la cual se llevaba a su casa y la regresaba los domingos cuando asistía a la catequesis.

«Un día nos cambiaron al maestro, y al nuevo le preguntamos que si él también nos daría catecismo, y respondió que no porque no era sacerdote. Entonces, me dijo que me quedara con la imagen porque él no iba a dar esa clase y no la necesitaba ahí», rememoró.

Luego de que una hermana de Melba falleciera, sus padres decidieron mudarse al sector Haticos en Maracaibo y, posteriormente, a San Francisco. Ella siempre cargó la imagen consigo, hasta que unos familiares, sin querer, tropezaron con ella y partieron el cuadro.

Una amiga le pidió que botara la imagen rota, pero Melba no se atrevió, recordó.

Esa misma amiga, en la época en la que entraban a la adolescencia, le regaló a Melba una nueva imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que había pertenecido a su abuela y estaba guardada en un baúl, para que arrojara la antigua. La aceptó, pero no acató la petición.

Muchos años más tarde, cuando Melba llegó a San Francisco, la vieja y deteriorada imagen del Corazón de Cristo fue desechada por sus hijos, por lo que solo se quedó con la que fue obsequiada y que mantiene hasta la actualidad.

Manifestaciones

En 1978, cuando Melba atravesó un difícil periodo debido a las enfermedades que la aquejaban y por estar desempleada y con ocho hijos —cuatro hembras y cuatro varones— y tres sobrinos huérfanos por mantener, le pidió, con fe, ayuda a aquella imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que empezó a llorar.

La familia de Melba creyó que ella estaba loca, y le aseguró que las dos lágrimas que vio brotar de la figura eran solo gotas de agua que le habían caído de algún sitio. Ella lo dejó pasar.

Al cabo de un tiempo, Elsa, una amiga de Melba diagnosticada con anorexia, cáncer de pulmón y desahuciada por galenos de la capital zuliana y de Caracas, llegó a la casa en San Francisco para realizar el último paso en su lucha: orar ante el Sagrado Corazón de Jesús.

Melba contó que le prestó la imagen a Elsa para que efectuara un novenario y al séptimo día empezó la mejoría.

Elsa volvió a una consulta en Caracas, donde el médico, sin poder ofrecer una explicación lógica, le aseguró que se recuperaba. Y así fue.

«Ella se sanó y volvió a procrear otra hija. Dos meses después, me regresó la imagen, y cuando la monté en el auto empezó a llorar de nuevo lágrimas cristalinas, lo cual dijo un sacerdote de la comunidad que, aparentemente, sí eran lágrimas», expresó.

Después, en 1999, prosiguió Melba, cinco días antes del deslave en Vargas que dejó un número no precisado de fallecidos, la imagen volvió a manifestarse, pero en esta ocasión, por vez primera, lloró sangre. Cinco días luego de la tragedia, la imagen lloró sangre de nuevo.

«En ese momento, me dije a mí misma: ¿Señor, he hecho algo malo?, ¿me avisas de algo que no te he cumplido? Me sentí culpable por no hacer algo que Él quería que hiciera. Tenía temor por no saber si fallé… pero un clérigo me pidió tranquilidad, ya que esa manifestación no podía ser por esas causas», remembró.

Tras esa experiencia, indicó Melba, la imagen fue llevada al laboratorio Vida y Salud, donde la bionalista que evaluó la muestra notificó que realmente eran lágrimas de sangre, pero no se pudo revelar el tipo debido a la poca cantidad que recolectó.

A partir de ahí, la imagen empezó a manifestarse con lo que Melba y los devotos aseveran que son gotas de sangre.

«En 2002 comenzó a emanar aceite con un aroma divino. Aunque desde agosto del año pasado no le había brotado hasta días recientes, cuando lo hizo de forma espesa como la miel y con un olor distinto», añadió.

Ahora, ese aceite, que también emana de la figura de la Rosa Mística que posee en su casa, es buscado por devotos como paliativo de enfermedades.

Y es que la mencionada advocación de la Virgen María tiene otro lugar protagónico en su hogar.

Alba González, de 73 años, una habitante del sector quien es fiel creyente del catolicismo, narró que en 2002 llegó con una cesta cargada de imágenes de santos y la figura de la Rosa Mística, que usaba para colocar en altares donde ejecutaba novenarios, a la vivienda de Melba, su amiga.

En aquella ocasión, acotó, soltó la canasta mientras iba a buscar una escalera para una actividad, cuando los presentes observaron que la efigie, cercana a la del Sagrado Corazón de Jesús, emanó aceite.

«Fue tan sublime que doné la Virgen y la dejé aquí  (casa de Melba) para que estuviera al lado de la otra imagen», precisó Alba.

Al siguiente año, la Rosa Mística empezó a producir escarcha y detrás de su figura, dentro de un nicho, se dibujó por sí sola su silueta con la misma escarcha, que aún permanece ahí, como si estuviese congelada.

Desde entonces, las representaciones del Sagrado Corazón de Jesús y de la Rosa Mística han emitido lágrimas de sangre y escarcha, respectivamente, en diversas ocasiones como cuando se estrelló el avión de West Caribbean en la Sierra de Perijá (2005), la vaguada en Mérida (2005), el atentado a las Torres Gemelas (2001), y la más reciente en febrero, detalló Melba.

Señales

Aparte de esas manifestaciones, otros acontecimientos irregulares han ocurrido en la casa, expuso Melba al enseñar lo que ella, su familia y devotos vecinos aseguran que son señales sagradas.

En su habitación, mostró cómo una cruz y el rostro de Jesús con lágrimas aparecieron en la pared dibujados con aceite el 17 de marzo del presente año. Melba aseveró que trataron de remover las imágenes con un paño mojado, pero solo se aclararon.

 En la reciente Cuaresma, agregó, apareció en su brazo izquierdo lo que cree que es un estigma.  «De la noche a la mañana se marcó en mi brazo el rostro de Cristo y, poco a poco, desapareció después de Semana Santa. En otra Cuaresma contaron 16 huellas de latigazos en mi espalda», mencionó.

 Santuario

Con la ayuda de familiares y amigos, en 2006 Melba construyó en un mes una capilla y un altar donde antes estuvo el lavadero de su casa, para que las dos imágenes fuesen veneradas por los feligreses.

Hoy, la capilla posee 10 bancas de madera, un inmenso afiche del Sagrado Corazón de Jesús y alrededor de la sala los cuadros que describen las 14 estaciones del Vía Crucis.

En el altar se observaron una cerámica de Jesús, imágenes del Inmaculado Corazón de María, el Sagrado Corazón de Jesús, sobre el que está Jesús crucificado, la Santísima Trinidad y la Rosa Mística. Frente a esta última está un pedestal con la Biblia abierta en las páginas de los Salmos.

 Arriba del altar, en la pared, dos palomas blancas volando hacia la derecha fueron diseñadas a los lados del Sagrado Corazón de Jesús.

Todos los objetos de la sala han provenido de donaciones de personas sanadas gracias los «milagros» de las dos imágenes, acotó Melba.

A ese recinto pacífico, sagrado para muchos, acudieron dos vecinas para dar fe de la historia que contó Melba, quien afirmó que sus plegarias al Corazón de Jesús y Rosa Mística la «salvaron» de dos cirugías inminentes que debía practicarse por problemas en el túnel carpiano y en su matriz. «En ambas situaciones me unté el aceite que emanó de las imágenes, oré con fe y me sané», enfatizó.

Antonia Padrón, de 60 años, manifestó: «Siempre leía en los diarios sobre alguna imagen que lloraba, pero no lo creía, hasta que me pasó. Yo vi que las lágrimas de sangre brotaron de los ojos del Sagrado Corazón de Jesús.

»En 2010, una de mis nietas, de 8 años, estuvo muy enferma porque era hipoglucémica y estaba cerca de ser diabética, pero Él me la sanó. Luego de que se tomara tres gotas de ese aceite milagroso durante varios días, se curó, y ahora está bien de salud.

A mí me ha concedido todo lo que le he pedido: mejorar mi salud y la de mis hijos, y el bienestar familiar».

Ivón Prieto, de 40 años, otra habitante de la zona, declaró: «El milagro que me hizo el Sagrado Corazón de Jesús fue en mi matrimonio. Solía tener muchos problemas con mi pareja, hasta que decidí pedirle ayuda a la imagen, y me la concedió. Ahora estamos en armonía y obtuve la casa que también le pedí cuando empezó a llorar sangre. No tengo cómo agradecer el cambio positivo que otorgó a mi vida».

Discernimiento

El teólogo, filósofo y rector del Seminario Mayor Santo Tomás Aquino, sacerdote Miguel Ospino, explicó que para confirmar que tales manifestaciones sean ciertas la arquidiócesis tiene que desarrollar una minuciosa investigación sobre estos fenómenos, al parecer, sobrenaturales. Y para ello se requiere un discernimiento que ejecutan las autoridades eclesiásticas competentes.

Sin embargo, Ospino acotó: «El fenómeno puede ser posible por dos motivos: porque Dios permite que suceda para demostrar una gracia actual, un signo para motivar la fe de algunas personas que tienden a ser incrédulas, o, como una señal para alguien que es muy devoto y está lleno de fe».

El teólogo aclaró que pueden ocurrir «fenómenos sobrenaturales sin que se sepa su origen», y que el hecho de que sean extraordinarios «no quiere decir que provengan de Dios, ya que también pueden surgir por otras fuentes».

Sobre las manifestaciones de las imágenes, refirió: «el significado en sí no se puede saber, pero las lágrimas de sangre ocurren por dos razones: alegría o tristeza; el aceite posee un sentido sanador y la escarcha representa algo distinto dependiendo del color».

Información católica hallada en Internet precisa los significados de cada color de la escarcha que emana la Rosa Mística: plateada o dorada (agradecimiento), roja (sanación o sacrificio), anaranjada (Santa Eucaristía), azul (presencia de la Virgen), morada (penitencia) y verde (curación y esperanza).

Ospino recalcó: «Estos fenómenos (como el de Melba) no se niegan, pero tampoco se aprueban, ya que para ello se necesita que lo confirme una voz de la Iglesia luego de una detallada investigación».

Pero, como se dijo al inicio de este relato, cada quien es libre de creer lo que desea, y Melba, en su interior, cree en su verdad: «Con el tiempo he aprendido que no tengo que preguntarle a Dios por qué me escogió a mí. Él decide a quién se le va a manifestar y cómo lo hará. Es difícil descifrar esos misterios, por eso lo único que hago es darle gracias y decirle que Él me dio la vida y cuando quiera me la puede quitar. Él sabe muy bien que lo que sucede aquí es real».

David Contreras

Fotos: Deivis Oviedo

Noticia al Día

---