MARACAIBO, VENEZUEAL.- La angustia se eleva al cielo. Los zulianos piden la intercesión de todos los santos. Frente al grifo, las noches de vigilia son eternas y, casi siempre, infructuosas. Así permanecen con la crisis hídrica que no muestra mejorías, pues hasta un año de ‘sequía’ reportan en algunas localidades.
En Maracaibo, el sector Cañada Negra (Primero de Mayo) carga con el peso de 11 meses sin el servicio. Le siguen las urbanizaciones La Victoria –tercera etapa– con seis, La Lagunita, con tres, al igual que partes de La Limpia y el sector Paraíso, con 11 semanas. Peor aún, en calles de La Floresta, La Sonrisa y Amparo aseguraron que “nunca llega”.
Otras zonas como Los Estanques, La Fortaleza, Francisco de Miranda, Valle Claro, Gallo Verde, Haticos por Arriba, Corito, El Potente y 23 de enero denuncian entre 15 y 20 días sin suministro.
“Cada dos semanas nos dan la limosna. Siempre de madrugada y por muy pocas horas. Tenemos que desvelarnos para llenar el tanque. Lo más grave es que viene color tamarindo y huele a pescado”, apuntó Yohelis Quintero, habitante de Veritas.
Gustavo Pirela escribió a Hidrolago a través del Instagram: “Despues de 20 días, volvieron a bombear a la urbanización Sanatorio, pero es el agua más sucia que he visto en 30 años”.
Sobre este aspecto, Daniela Jiménez, desde El Pinar, manifestó que prefiere comprar botellones potabilizados para cocinar y hasta para asearse. “Ni siquiera sirve para lavar porque mancha la ropa. Lo único que hacemos es limpiar”.
“El agua sale turbia por las lluvias que se han presentado donde están los principales embalses: Tulé, Manuelote, Tres Ríos, Machango y Burro Negro (…) Eso trae muchos sedimentos que luego son procesados”, explicó a este diario una fuente de Hidrolago.
Ante los cuestionamientos, aclaró que en las plantas potabilizadoras se aplica la cantidad requerida de químicos como policloruro de aluminio, líquido sólido y gas cloro, establecidos por la OMS.
Insistió en que “no hay ninguna amenaza para la población”, aunque estén elevados los niveles de NTU (turbiedad). Para garantizarlo, someten el líquido a los análisis químicos y bacteriológicos que determinan su calidad.
“Es agua totalmente apta para consumo humano. No está ni podrida ni contaminada. Hay que dejarla reposar y ponerla a hervir”, recomendó el trabajador de la hidrológica.
Las severas irregularidades en el servicio de agua no solo ocupan a los marabinos. Las quejas se replican en el resto de los municipios zulianos. Por ejemplo, en Santa Rita cumplieron el primer aniversario ‘desértico’, así lo indicó Nelbert Bojas.
“La gente hace pozos artesanales en sus casas y canales de agua en los techos para poder tener qué beber después de los aguaceros”, son algunos de los paliativos más utilizados en esa localidad de la COL.
Entretanto, áreas de Cabimas, como el sector Campo Elías, reclaman por la ausencia de la distribución. Rosa Medina dijo: “Tenemos más de seis meses sin una sola gota. Los cisternas nos tiene arruinados”.
La pipa de agua en la región puede costar hasta 600 bolívares soberanos “y todos los días la suben”, refirieron varios afectados. Mientras que el camión cisterna completo oscila entre BsS 2.500 y BsS 4.000. Con un sueldo mínimo de BsS 1.800, la mayoría no puede pagarlo.
Un sufrido año sin recibir agua por tuberías han pasado los vecinos de la urbanización El Caujaro, en San Francisco. En la misma localidad, atraviesan la misma situación en El Soler (10 meses) y Sierra Maestra, hasta ahora, suma 15 días.
Extraoficialmente, se conoció que las fallas responden a “que no se encuentran activas todas las bombas y motores en los sistemas de distribución”.
Una fuente reveló que 21 equipos se encuentran en las empresas de reparación, tanto en Maracaibo como en la COL. Sin embargo, confesó que en la represa matriz, que es Tulé, “solo está funcionando la mitad de la maquinaria; tres de seis (…) entonces el agua no tiene la misma fuerza”, agregó.
Karla González, habitante de El Potente, en la capital zuliana, lamentó la situación: “Es una pesadilla lo que vivimos. Mi casa parece un almacén de pimpinas. Dejamos de hacer muchas cosas por esta escasez. No tenemos más remedio que cocinar menos, limpiar mal y repetir la ropa sucia varias veces”.
El secretario de Gobierno, Lisandro Cabello, dijo al respecto que hay mucha turbidez producto de las lluvias, pero se están colocando los componentes químicos necesarios para tratar esta turbidez. “No se puede colocar más químico necesario porque contaminaríamos el agua y a los seres humanos que la consumimos”. Reconoció que esta turbidez obliga en momentos a apagar las bombas pues estás pueden dañarse, como ya ha sucedido.
fuente.panorama