La inflación de Venezuela podría alcanzar el 80 por ciento este año, dijo el jueves el presidente Nicolás Maduro, en el primer indicador económico importante revelado en lo que va de 2015 por el país miembro de la OPEP, que atraviesa una fuerte recesión y desabastecimiento de productos básicos.
La cifra, sin embargo, luce conservadora al lado de previsiones de analistas privados y bancas de inversión como Moody’s, que sostiene que los precios al consumidor en Venezuela cerrarían el año con una aceleración del 180 por ciento.
En 2014, Venezuela registró una inflación del 68,5 por ciento, la más alta del mundo. Buscando minimizar los efectos de la rápida aceleración de precios en los bolsillos de los venezolanos, Maduro anunció el jueves un aumento de un 30 por ciento en el salario mínimo.
El aumento, que se hará efectivo el 1 de noviembre, es el segundo en el año y deja el salario en unos 9.648 bolívares: uno de los mayores de la región a la tasa oficial, pero el menor calculado al mercado paralelo de divisas. «(La inflación) puede estar cerca del 80 por ciento, me dicen, son las proyecciones», dijo Maduro en un acto público transmitido por la televisión estatal. «Inflación inducida, especulativa, criminal», agregó culpando a los empresarios y a la oposición política de los altos precios en busca, dice, de sembrar el caos en el país.
Los críticos del Gobierno, sin embargo, sostienen que la inflación y el pobre desempeño económico son consecuencia de las políticas económicas socialistas aplicadas desde hace más de una década, aunadas al derrumbe del barril de crudo, el principal producto de exportación de Venezuela.
La escalada de los precios y el desabastecimiento de productos básicos son la principal preocupación de los venezolanos y un factor importante en la pérdida de popularidad de Maduro y del partido gobernante de cara a las elecciones legislativas en diciembre.