El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva fue juramentado este jueves como ministro de la Casa Civil en el gobierno de Dilma Rousseff en medio de un convulsionado escenario político.
Ayer, la difusión de una embarazosa conversación entre ambos dirigentes se sumó a la lista de escándalosdel gobierno brasileño.
En el audio, Rousseff le anunciaba a Lula que enfrenta un pedido de prisión preventiva, que se aprestaba a enviarle el decreto de su nombramiento como jefe de gabinete para que pueda “usarlo en caso de necesidad”.
Rousseff había negado con vehemencia que la designación de Lula se propusiera brindarle fueros especiales para permitirle al exjefe de Estado (2003-2010), del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), escapar a la justicia ordinaria que investiga su presunta implicación en el megaescándalo Petrobras.
Previo a este escándalo, Lula, uno de los presidentes más populares de Brasil, fue interrogado por sus supuestas relaciones con constructoras implicadas en el multimillonario fraude que desangró a Petrobras y convulsiona a Brasil, y ahora es investigado por corrupción.