Ese cambio de opinión, según dijo al diario Correio Braziliense, es porque en los poco más de siete años que tiene en el poder ha comprendido las “dificultades” burocráticas que existen en el país para poner en marcha cualquier proyecto.
“Para hacer una obra estructural en este país, uno tiene que hacer el proyecto básico, conseguir la licencia ambiental, ganar en la Justicia, y cuando empieza a estar todo listo ya se acaba el mandato”, explicó.
La declaración de Lula coincide con una opinión diferente que fue expresada esta semana por el candidato presidencial de la oposición, el socialdemócrata José Serra, quien dijo que, en caso de ganar las elecciones de octubre próximo, promoverá el fin de la reelección y la extensión del mandato de cuatro a cinco años.
Lula recordó que el período presidencial en Brasil era de cinco años sin reelección hasta 1996, cuando el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso, correligionario de Serra, impulsó una ley que lo redujo a cuatro años, con la posibilidad de que el mandatario sea reelegido una vez.
Según Lula, el cambio se debió a que la actual oposición “temía” una posible victoria suya en los comicios de 1998, en los que finalmente fue reelegido Cardoso.
Sobre las elecciones de octubre próximo, insistió en que la ex ministra Dilma Rousseff, a quien escogió a dedo como candidata presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), “tiene todas las de ganar”, pese a que las últimas encuestas la sitúan diez puntos porcentuales por debajo de Serra en las preferencias del electorado.
“El mismo pueblo que me da un voto de confianza hace siete años le dará un voto de confianza a Dilma”, afirmó el mandatario, quien reiteró que se involucrará personalmente en la campaña de Rousseff.
“Estaré en la campaña, porque darle continuidad a lo que se ha hecho por Brasil es parte de nuestro programa de Gobierno”, afirmó.
Sobre su futuro personal a partir del 1 de enero de 2011, día en que entregará el cargo al vencedor de las elecciones de octubre, insistió en que aún no ha pensado nada y que sólo se preocupa con “seguir trabajando hasta el último día” en la Presidencia.
También volvió a descartar que pueda aspirar a un cargo en algún organismo internacional, como las Naciones Unidas.
“La ONU no puede tener como secretario general un político. Tiene que ser un burócrata del sistema, porque de lo contrario entraría en confrontación con otros presidentes y eso no puede ser”, apuntó.
Sin embargo, dio alguna pista al comentar que tiene “deseos” de “trabajar la experiencia acumulada por Brasil” en la cooperación con África y América Latina”.
EFE