¿Lo que convocó el presidente es una Asamblea Nacional Constituyente? Más allá de los temas legales, que dejo en mano de los constitucionalistas, lo que el Presidente convoca es una Asamblea para reestructurar el Estado y redactar una nueva Constitución. Algunos expertos dicen, con base sólida, que su forma de convocatoria, su estructura y el mecanismo con el que elegirán sus constituyentistas es ilegal, inconstitucional y antidemocrático, por lo que no debería llamarse ANC, pero está claro que si esto no se para, va directo a reformar la Constitución y el Estado a la medida de lo que el chavismo necesita para preservar el poder, a pesar de ser minoría. Entonces, legal o ilegal, esa será la Constitución vigente una vez terminado el proceso convocado y será aplicada hasta que se rescate la legalidad.
¿Qué buscan con esa Constituyente?
El gobierno sabe que su nivel de respaldo popular es minoritario. Su máxima expectativa de votación podría acercarse al 30%. Sus estrategias dilatorias de elecciones no pueden ser infinitas y se enfrentará al escollo más grave en la elección presidencial del 2018. Pensando en lo complejo que será evitar una derrota tratando de reducir la competitividad electoral, fracturar a la oposición e incluso pensar en la necesidad de cambiar el candidato por alguien más potable, el chavismo prefirió transitar una vía más expedita. La convocatoria a una Constituyente le permite paralizar todos los procesos electorales pendientes, defenestrar los poderes constituidos que le hacen ruido, empezando por la Asamblea Nacional y pasando probablemente por la Fiscalía y cambiar la Constitución del 99 que le obligaría a entregar el poder a la fuerza política mayoritaria del país, que evidentemente no es la revolución. No hay que ser muy perspicaz para entender que la nueva Constitución que pretenden redactar cambiará su espíritu democrático convencional e incorporará el acomodaticio concepto de democracia “protagónica” según el cual no se necesita tener mayoría a tu favor sino controlar subgrupos de la población, seleccionados y organizados por el mismo poder, para sustituir las decisiones de las mayorías.
¿Pero la oposición no puede participar en la Asamblea Nacional Constituyente y evitar lo que el gobierno pretende?
La convocatoria a esta Constituyente parte del concepto de “democracia protagónica”. Sin ninguna base legal, el Presidente cambia el espíritu de la Constitución y convoca a un proceso donde los representantes constituyentistas serán elegidos con un método mixto, una parte en elecciones universales, directas y secretas (para que la gente sienta que vota como siempre y esconder su plan) y otra parte escogido por subgrupos manipulados de “trabajadores”, “mujeres”, “indígenas”, “discapacitados”, “pescadores”, etc., que el mismo gobierno selecciona, controla y financia. De nuevo, es muy fácil saber qué va a pasar. Los representantes “protagónicos” seleccionarán constituyentitas chavistas, con lo que una fuerza política minoritaria pasaría automáticamente a dominar una mayoría suficiente para redactar la Constitución a su antojo.
¿Pero al final, esa Constitución debería someterse a un referéndum aprobatorio y en ese momento perdería?
Utilizas correctamente el verbo “debería”. En efecto en democracia debería, pero si mi olfato no falla, la revolución, aprovechándose de un vacío en la Constitución que no establece explícitamente el paso del referéndum aprobatorio para la Constituyente, dará por finalizado el proceso de redacción y aprobación de la nueva Constitución “protagónica”, por lo que cualquier participación opositora sólo validaría un proceso evidente de ruptura democrática en Venezuela.
luisvleon@gmail.com|Publicado en El Universal