Luis Aparicio logró récords inimaginables como nueve guantes de oro, fue líder estafador en nueve oportunidades con 506 bases robadas. Asimismo fue elegido 10 veces al Juego de las Estrellas, sin contar que durante toda su carrera jamás cambió de posición, fue campo-corto durante los 2.583 partidos en los que participó.
Sin embargo, entre todos estos logros hay uno que resalta: el amor y la pasión que supo imprimir Aparicio en cada una de sus jugadas, por lo que no es descabellado pensar que su actuación influyó en el arraigo que el beisbol consiguió en esta tierra, donde hoy es considerado el deporte nacional.
Luis Aparicio es el sexto venezolano que llegó a las grandes ligas, donde se mantuvo hasta su retiro en 1973 como jugador activo; luego asumió la dirección de equipos como las Águilas del Zulia, Cardenales de Lara, Navegantes del Magallanes, Petroleros de Cabimas y Tiburones de La Guaira.
Su padre, Luis Aparicio Ortega, le dejó como legado la entrega absoluta al beisbol, mientras que Aparicio Montiel regaló a los venezolanos no pocas razones para considerar este deporte como parte de nuestra identidad.