El mandatario señaló, en una breve conversación, como logros de su gobierno haber devuelto el rumbo al país. Como deuda queda la reforma tributaria. En el plano regional dijo que la construcción de instituciones democráticas sólidas y la lucha contra la pobreza son tareas pendientes.
Trató de ser cauto en sus respuestas sobre Venezuela. “Sigo siendo Presidente”, apuntó. Sin embargo, recomendó a los venezolanos impedir que sus gobernantes electos democráticamente se valgan de eso para debilitar los poderes y restringir derechos como la libertad de expresión.
–¿Qué recuento hace de su segundo gobierno? ¿Cuáles fueron los logros y las materias pendientes? –Cuando volví a la Presidencia de Costa Rica, en 2006, el país estaba paralizado, sin rumbo. Durante la campaña dije que de ser electo aprobaría el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y acabaría con los monopolios públicos de electricidad, telecomunicaciones y seguros.
Eran temas impopulares. Lo logramos. Pienso que esas son dos de las cosas más importantes que hicimos. Pusimos a Costa Rica a caminar de nuevo; sabemos hacia dónde vamos, qué nos conviene y, aprobado el TLC con Estados Unidos, negociamos con otros países. Quedará aprobado el acuerdo de asociación de Centroamérica con la Unión Europea. Aprobamos y firmaremos un TLC con China y otro con Singapur.
También hemos invertido la mitad del presupuesto de 2010 en sectores sociales. Hay un país satisfecho, y eso, en parte, explica el éxito de Laura Chinchilla en las presidenciales de febrero.
–¿Cuáles son los retos de la nueva presidenta? –Tiene que consolidar lo hecho. Ahora iniciaremos la apertura de las telecomunicaciones y del Instituto Nacional de Seguros. Sí es necesario una nueva reforma tributaria.
La ofrecí, pero la vetaron. Espero compresión de la oposición para aprobar una reforma tributaria que dé tres puntos porcentuales del producto interno bruto.
–¿Cómo deja Centroamérica después del golpe de Estado en Honduras? –Si comparamos la Centroamérica de 1987, cuando firmamos el plan de paz que presenté, con la de hoy, hay avances en lo político, lo económico y lo social, pero no suficientes. No hemos consolidado las instituciones democráticas y eso se ve con el golpe de Estado en Honduras, producto, en parte, de que no logré de mi sueño de 1987: la desmilitarización de la región.
Centroamérica tiene enormes retos. Uno es la inseguridad en Guatemala, El Salvador y Honduras. También está la penetración del narcotráfico.
El reto de América Latina es aliviar la pobreza y consolidar las instituciones democráticas, que en países son vulnerables por el crecimiento del autoritarismo. Tenemos también una región que gasta 60.000 millones de dólares en armas y no en educación, salud, cultura ni infraestructura.
–En la Cumbre de Países de América Latina y el Caribe en México dijo que hay países en la región que se valen de su origen democrático para restringir libertades. ¿Es Venezuela uno de esos? –Estoy saliendo del gobierno y debo cuidarme. Fui muy crítico; no quisiera ahondar sobre lo dicho. Digo que las instituciones democráticas se han utilizado para minarlas, socavarlas y algunos gobiernos tienen instituciones más frágiles que años o décadas atrás; eso me duele. Como dijo Emanuel Kant: “De la moral si no se avanza se retrocede”, en la construcción de instituciones democráticas, si no se avanza, se retrocede.
–¿Qué puede hacer la OEA para evitar que los gobiernos restrinjan libertades? –Cuando hace meses me preguntaron si tendría interés en ser candidato a la Secretaría General de la OEA dije que no, porque es una institución que ha sido muy débil a través del tiempo. No es fácil adoptar decisiones cuando hay votos calificados, pero es un foro que no debe reemplazarse por otros donde se pretende dejar fuera a Estados Unidos y Canadá. Ningún secretario general tiene la fuerza para hacer cumplir la Carta Democrática Interamericana en gobiernos que hoy la incumplen.
–¿Cómo hacer que la OEA sea más eficaz? –Debería ser más poderosa, pero los organismos multilaterales no lo son.
–¿Cómo define sus nexos con Venezuela, empañados con choques? –No debemos exagerar, a pesar de que hay diferencias en la forma de pensar entre el presidente Hugo Chávez y yo. Cuando me preguntaron si quería ser parte de Petrocaribe dije que sí, pero nunca se concretó. Cuando discutimos la aprobación del TLC entre Centroamérica y Estados Unidos realizamos un referéndum porque el Parlamento no lo iba a aprobar y fuimos a una campaña; se dijo que podría haber financiamiento desde Venezuela para los opositores, pero nunca se comprobó. Las bases de paz en 2009 no tuvieron trascendencia; fueron reuniones en la embajada en San José; no son una amenaza.
–¿Cree que la democracia peligra en Venezuela? –No. Me parece que el pueblo venezolano tiene que exigir que no se utilice el instrumento de haber realizado elecciones y haberlas ganado para debilitar y socavar algunos poderes del Estado o cosas inherentes a la democracia como la libertad de prensa. No creo que una democracia ejemplar pueda cerrar medios porque son antagónicos. Como dije en Cancún, si un demócrata no tiene oposición tiene que crearla y no destruirla. El pueblo venezolano dirá a quién quiere como presidente.
–¿Es el presidente Chávez una amenaza regional? –Mandatarios de América Latina han protestado por la intromisión del Gobierno venezolano en procesos electorales; ha sucedido, pero no en Costa Rica. Sí pienso que es un error de Venezuela dedicar parte de sus ahorros para comprar armas cuando no hay un enemigo que amerite gastar más de 4.000 millones de dólares.