Juamed Chacín
Este problema lo conoce bien Zoila Zambrano. Ella es la presidenta de la Asociación de Operadores Turísticos de Los Roques. Preocupada comenta que diariamente son asaltadas entre cinco y seis posadas. “Siempre son las mismas personas que actúan amparadas por la oscuridad, la impunidad de los tribunales y la benevolencia de los jueces”.
En Los Roques no hay policías. Sólo un Comando de Vigilancia Costera de la Guardia Nacional Bolivariana. En las noches se puede observar a dos militares, rolo en mano, recorrer las estrechas calles del pueblo en un carrito de golf. Esta vigilancia parece no ser constante, debido a que después de las 11:00 de la noche desaparecen.
Los habitantes coinciden en una causa principal. No existe un control de las embarcaciones privadas que llegan al archipiélago. El modus operandi parece ser el mismo: los delincuentes entran en las posadas, sustraen computadoras, teléfonos celulares y cualquier objeto de valor que consigan. Otros más osados someten a los huéspedes y luego de cometer el delito se montan en las lanchas y se marchan sin dejar rastro.
Durante la estadía en Los Roques muchas historias relataron los pobladores. La más reciente la sufrió el actor cómico Carlos Rodríguez, mejor conocido como “Rafucho El Maracucho”, a quien le robaron varias pertenencias de la posada donde se alojaba.
Los ladrones estudian a sus víctimas e identifican la rutina de los turistas durante los días que dure la visita. Aprovechan el momento idóneo para atacar sigilosamente, burlando las medidas que han tenido que adoptar las posadas.
Candados y demás mecanismos de seguridad han sido instalados para garantizar la tranquilidad de los visitantes. En el recuerdo quedaron las noches en que los pobladores dormían con las puertas abiertas. Ahora es un riesgo.
Al problema de los robos se le suma el presunto consumo y tráfico de drogas. Esta situación ha traído consecuencias alarmantes: turistas que tienen fácil acceso a los estupefacientes y causan problemas dentro de las posadas. Los pobladores comentan que en las noches se ha vuelto normal ver en actitud sospechosa a extranjeros intentando comprar estas sustancias, en un lugar que ofrece gran variedad.
Hay varias versiones acerca de cómo ingresa la droga al archipiélago. Se dice que la mayoría es transportada en embarcaciones que llegan a la playa y que no pasan por ningún control o revisión. Otros piensan que ingresan vía aérea en pequeñas porciones, suficiente para abastecer la demanda interna de consumo.
“Esta situación nos aterra porque nuestros hijos están pequeños y no queremos que se dañen a consecuencia de las drogas”, alertó Zambrano. Pidió mayor control y regulación de las embarcaciones que llegan a Los Roques.
Uno de los casos que conmocionó a la opinión pública fue el asesinato, en septiembre de 2006, de Elena Vecoli, de 34 años, una turista italiana con dos meses de embarazo que disfrutaba su luna de miel en el archipiélago con su esposo Ricardo Presendi.
En aquella oportunidad, dos hombres ingresaron a la posada La Lagunita con la intención de sustraer la caja fuerte de la habitación donde se hospedaba la pareja. Los homicidas en su intento por evitar que las víctimas pidieran ayuda, estrangularon a la dama con un cable y le propinaron una golpiza con un remo a su esposo.
Por este caso Elvis Enrique Guevara Figueroa fue sentenciado a 15 años de prisión por los delitos de homicidio calificado durante robo agravado, previsto y sancionado en el Código Penal.
La situación cada día empeora. Los operadores turísticos temen que este problema ahuyente a los visitantes y perjudique la imagen de los pobladores y las posadas. Todos claman porque el Gobierno Nacional tome acciones y pueda retornar la tranquilidad que siempre ha caracterizado al Parque Nacional Archipiélago de Los Roques.