En noviembre de 2013 una acción económica logró detener la caída libre sobre la gestión del presidente Nicolás Maduro: El Dakazo. La medida populista, que abarató la venta de bienes justo antes de Navidad, hizo subir 10 puntos la cantidad de ciudadanos que opinaban que la situación económica podría mejorar. El pico más alto que tuvo este indicador: 26,5 %. Ha sido el clímax del chavismo.
Desde El Dakazo hasta mayo pasado, la cantidad de venezolanos que creen que el gobierno toma acciones que mejorarán la situación económica descendió 16,1 %. Los datos son de la firma Datanálisis, con su último informe público, de hace dos meses atrás. Una picada que no detiene ni el ocultamiento de los indicadores económicos, pues desde inicios de 2015 no se publican cifras oficiales. Se siente, sin embargo, en el bolsillo.
Transparencia Venezuela demandó esta semana ante el Tribunal Supremo de Justicia a Nelson Merentes, presidente del Banco Central de Venezuela (BCV). Lo acusan de ser responsable de ocultar las cifras económicas, tomando su responsabilidad frente al rector de la política monetaria nacional y la opacidad de las cifras que se agudiza desde inicios de 2015. En el documento, se señala que el organismo no difundió la información “sobre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) desde 2014, mientras que la Balanza de Pagos se encuentra hasta el tercer trimestre de 2014 al igual que el Producto Interno Bruto (PIB) y el Índice de Escasez”.
La ONG considera poca transparencia, pues advierte que “cuando los agentes económicos que hacen vida en el país desconocen los indicadores económicos actúan de alguna forma a ciegas y con desconcierto”, lo que genera estragos en la economía. Alertan que esto también afecta al ciudadano común. Un ejemplo de ello es, a su juicio, las consecuencias de la falta de indicadores “la distorsión que se genera cuando las expectativas de inflación son cada vez más altas y la búsqueda insaciable de divisas en el denominado mercado paralelo a cualquier precio”.
Sobre la desinformación
El país marcha sobre la desinformación oficial, un hecho que dificulta hacer proyecciones económicas certeras. El economista Pedro Palma dice que es complicado hacer cálculos a futuro, pues critica que el Gobierno no está implementando políticas que atiendan las causas del problema. Imposible es ya, advierte, revertir una caída del PIB que el Fondo Monetario Internacional estima en -7 % al cierre de 2015.
“La caída del PIB podría mitigarse algo con un barril de petróleo a 80 dólares, eso podría ubicar el PIB en -3%, pero en ninguno de los casos, de los escenarios, se lograría revertir la caída en el Producto Interno Bruto”, dice Palma. A su juicio, incluso si el gobierno decide hoy comenzar a hacer los ajustes necesarios, habrá inevitablemente que transitar un periodo adverso para los ciudadanos.
A principios de año un grupo de economistas firmaron un documento donde hacían una serie de recomendaciones al Ejecutivo, entre ellas enfrentar la inflación aplicando disciplina fiscal y otorgando mayor autonomía al BCV. Nada de eso ha ocurrido. “Tenemos la liquidez monetaria desbordada, tenemos una indisciplina fiscal importante. Eso significa que las metas planteadas por el gobierno en el año 2015 son inviables e insostenibles para el cierre del año», opina el economista Jesús Casique.
En un Gobierno lento para tomar decisiones, un tema que parece estar ganando terreno, al menos entre los cuadros medios del PSUV, es la necesidad de avanzar hacia una unificación cambiaria. «En términos estrictamente de política económica, yo creo que se puede concretar en los próximos meses o en los próximos días la simplificación del sistema cambiario venezolano”, dijo hace una semana Rodrígo Cabezas, exministro de Finanzas. Es la única esperanza de cambio que han dado.