Les llaman los “caballos dorados”, porque tienen un brillo en el pelaje que los hace parecer metálicos; sus ojos azules son otro de sus rasgos distintivos. Es una raza muy atlética con gran reputación de velocidad, resistencia e inteligencia.
Es difícil permanecer indiferente ante la belleza de este animal. Se trata de un caballo de la raza Akhal-Teke, de Turkmenistán, un pequeño país del centro de Asia del cual es símbolo nacional.
Les llaman los “caballos dorados”, porque tienen un brillo en el pelaje que los hace parecer metálicos; sus ojos azules son otro de sus rasgos distintivos. Es una raza muy atlética con gran reputación de velocidad, resistencia e inteligencia.
Se adaptan a las condiciones climáticas severas y se cree que es una de las razas existentes más antiguas. Además de Turkmenistán, pueden hallarse en Rusia, aunque también se encuentran en toda Europa y América del Norte. Tienen tres colores de base: negro, castaño y rojo, y a menudo manchas blancas.
En febrero de 2016, el presidente ruso Vladimir Putin le obsequió un caballo campeón de la raza, llamado Hajibek, al rey de Bahréin, que se hallaba de visita en el país.
El Akhal-Teke típicamente tiene un resplandor metálico en su pelaje, causado por la estructura del pelo. El núcleo opaco se reduce en tamaño y en algunas áreas pueden estar ausentes por completo. La parte transparente del cabello (la médula) ocupa este espacio y actúa refractando la luz, a menudo con tono dorado.
Es una especie en peligro de extinción; actualmente hay alrededor de 6.600 Akhal-Tekes en el mundo, sobre todo en Turkmenistán, su país de origen. En China, son considerados “los caballos del cielo”.
El nombre proviene de Akhal, un oasis a lo largo de la ladera norte de las montañas Kopet Dag, habitado por la tribu Tekke de los turcomanos.
Si te interesa conocer más de la raza, en Estados Unidos incluso existe una asociación dedicada a la ella. No es necesario poseer un ejemplar, con tener interés en ella es suficiente para unirse.