Veera Musikapong, uno de los cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, la plataforma de los “camisas rojas”, aseguró que si el Ejecutivo acepta estas condiciones volverán a sentarse a negociar con el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, una salida a la crisis política.
Las autoridades, que han negociado anteriormente con los manifestantes sin resultado, ofrecieron esta semana disolver el Parlamento en julio, después de que fuesen aprobados los presupuestos.
Por su parte, el jefe del Ejército, Anupong Paochinda, volvió a rechazar hoy la intervención para acabar con la movilización antigubernamental en una reunión con sus generales.
“El empleo de la fuerza contra los ‘camisas rojas’ causará daños impensables y tendrá graves consecuencias, y no solucionará el problema”, afirmó Paochinda durante la reunión.
“Teniendo presente el interés de la nación, el Ejército está dispuesto a ayudar a resolver el problema a través del razonamiento en vez de agrediendo a un compatriota“, agregó el general, según los medios tailandeses.
El pasado 10 de abril 25 personas murieron y 874 resultaron heridas en los enfrentamientos entre los cuerpos de seguridad y manifestantes, en los actos más violentos hasta ahora de estas protestas.
Anoche, una persona falleció y 75 resultaron heridas cuando desconocidos lanzaron tres granadas en lugares públicos.
Un total de 45 granadas y artefactos explosivos han estallado en la capital tailandesa y provincias vecinas desde que comenzaron las protestas, el 14 de marzo, con una concentración de 100.000 personas.
El director del Departamento de Investigación Especial de la Policía, Tharit Pengdit, aseguró hoy en una declaración transmitida por televisión que los “terroristas” que perpetraron los atentados del jueves afrontarán la pena de muerte.
“Los ataques con bombas no son nuestros, como ya hemos dicho, nosotros luchamos por medios pacíficos“, insistió hoy Nattawut Saikua, otro dirigente del Frente Unido.
“¿Cómo es que ningún ataque ha sido contra los ‘camisas rojas’?”, preguntó por su parte el ministro permanente de Defensa tailandés, el general Apichart Penkitti.
La Policía ha detenido a un “camisa roja”, un conocido actor, que confesó durante el interrogatorio que distribuyó armas entre los manifestantes el 10 de abril.
Australia, Estados Unidos, Filipinas y el Reino Unido han recomendado a sus ciudadanos que eviten Bangkok, mientras que los gobiernos de Canadá, Indonesia y Singapur, entre otros países, expresaron su preocupación por el cariz violento que ha tomado la movilización antigubernamental.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, señaló también que Tailandia atraviesa “un momento que precisa de la moderación por ambas partes”.
Tailandia padece una profunda crisis política fruto de la lucha entre los detractores y seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, quien fue depuesto en un golpe de estado en 2006.
Exiliado y prófugo de la justicias tailandesa, el multimillonario Shinawatra, sobre el que pesa en Tailandia una pena de dos años de cárcel por corrupción, dirige las protestas desde el exterior.
Los “camisas rojas” provienen en su mayoría de las zonas rurales del norte y noroeste del país, las de mayor densidad demográfica y feudos de los testaferros de Shinawatraç
NP