Para su crecimiento, el bebé necesita oxígeno, nutrientes, agua, anticuerpos y una forma de eliminar el dióxido de carbono y otras sustancias que podrían perjudicarlo. La placenta es la encargada de proveerlos por medio del cordón y va aumentando su tamaño en sincronía con el desarrollo de la criatura. Además, actúa como una barrera que evita que ingresen gérmenes indeseados para el bebé.
En pocas palabras, la placenta es una maravilla. Pero ¿qué sucede al momento de expulsarla? ¿Cuándo se da este momento exactamente? Y, sobre todo, ¿cómo lo llevamos adelante? Descubre las respuestas a estas y más preguntas sobre la expulsión de la placenta a continuación.
¿Cómo se expulsa?
Una vez que la mujer ha dado a luz a su hijo, comienza a tener contracciones mínimas (comparadas con las previas) que se encargan de ayudar a expulsar la placenta del cuello del útero para que se mueva por el canal de parto y pueda finalmente salir.
Este proceso puede tardar entre 10 y 30 minutos, aunque también podría demorarse hasta 1 hora. La duración de esta etapa dependerá de cada parto y de cada mujer en particular.
Una vez afuera, ¿qué hacen los profesionales de la salud?
Una vez que ha salido, lo más probable es que la partera o la persona encargada de asistir el parto examine la placenta para verificar que esté entera. En caso de que hayan quedado fragmentos dentro del útero deberá retirarlos de forma manual.
¿Qué condiciones ayudan para el alumbramiento de la placenta?
La expulsión de la placenta depende de varios factores. Uno de los principales está vinculado con la oxitocina, la afamada «hormona del amor», que reanuda las contracciones y permite la salida. Las condiciones para que surjan niveles de oxitocina de forma natural en esta etapa del parto son las mismas que las del trabajo de parto: tranquilidad, comodidad, la compañía deseada y un ambiente cálido. Además, el hecho de ya tener el bebé en brazos (contacto piel con piel) ayuda en gran medida a la producción de oxitocina.
La verticalidad también ayuda en el proceso de expulsión de la placenta, ya que una vez desprendida del útero simplemente resbala hasta la vagina y se activa nuevamente el deseo de pujar.
¿La expulsión de la placenta puede doler?
La salida no suele ser dolorosa o molesta, quizás sí lo sean las contracciones. Esto dependerá en gran medida de la mujer y el parto que haya transitado.
La placenta le provee cobijo, alimento y protección al bebé durante toda su «estadía» en el vientre materno. Conocer sus funciones y aprender sobre ella no solo alejará muchos miedos, sino que nos conectará con nuestro bebé y con nuestro propio cuerpo.
Fuente.IM