Un Liverpool al que le daba igual no tener a Mohamed Salah y Roberto Firmino, porque Origi y Shaqiritomaban sus papeles entonados por la grada. Muy por encima de su nivel real quizás, muy al nivel del escenario.
Por eso varios disparos de Messi desde la frontal se perdieron más allá de la madera británica. Por eso cada córner suponía que todo Anfield se pusiera de pie. Los amigos ya no existían y Suárez era increpado con cánticos de «Que te den» y tildándole de tramposo.
El inicio del segundo tiempo superó el infierno del primero. Wijnaldum terminó por meter al Barça la pesadilla de Roma. El holandés remató un centro abajo de Alexander-Arnold y puso el 2-0. Anfield daba miedo. El holandés remató de cabeza un envío desde la izquierda y puso el 3-0. Anfield aterraba.
EL pitido final lo confirmó. ..El Liverpool se marchaba 4-0 en el marcador.