Al final de la cumbre de dos días, los líderes del G-20, entre ellos el presidente Barack Obama, emitieron un comunicado recatado, que sólo señala que están de acuerdo en evitar una «devaluación competitiva» de sus monedas.
El pedido es de poco peso tomando en cuenta que la disputa que creo tensiones en el encuentro del G-20 es en torno a los alegatos de Washington de que Beijing está manteniendo un yuan débil de forma artificial para promover sus exportaciones.
El comunicado evitó usar las palabras «infravaloración competitiva», una referencia a la política monetaria actual de China que funcionarios habían introducido en un borrador de la declaración conjunta durante negociaciones previas al encuentro.
La disputa por las divisas amenaza con resucitar políticas proteccionistas negativas como las que empeoraron la Gran Depresión de la década de los 30.
El mayor temor es que las barreras comerciales enviarán a la economía mundial de regreso a la recesión. Muchos consideran que una ley aprobada por Estados Unidos en 1930 aumentando las tarifas sobre las importaciones profundizó la Gran Depresión, al obstaculizar el intercambio comercial.