MARACAIBO, VENEZUELA.- La fragancia del Chanel N⁰ 5, los 1,82 metros de estatura, el delicado arreglo de las uñas, la larga cabellera rubia y el sensual caminar sobre tacones de unos 6 centímetros robaron las miradas de quienes la vieron llegar a la sede de Noticia al Día. Desde que subió al ascensor hasta que se marchó, sin proponérselo, fue el centro de atención. Los hombres admiraron sus despampanantes curvas; las mujeres envidiaron tan esbelta silueta.
El personaje era Lexiebeth Chacón Rojas, de 21 años, una cotizada transexual conocida como <<La Catira de la 2>>, debido a que a diferencia de una oficina común, su lugar de trabajo es un sitio público a cielo abierto: la Circunvalación 2 (C-2) de Maracaibo.
Con sutil lenguaje, Lexiebeth contó que nació varón, pero desde niño se sintió mujer, y a los 19 tomó la decisión de exteriorizarlo al someterse a una cirugía en la que se colocó implantes de silicón en senos y trasero.
Su abuela, quien es estilista en un local cerca de la C-2, siempre estuvo acostumbrada a atender a travestis y gays, actividad que también veía con regularidad Maribel, madre de Lexiebeth, por lo que ninguna de las dos mujeres con quien vivía tuvo problemas en aceptar el cambio de quien hasta en ese entonces se llamó Alejandro.
<< Mi padre también lo tomó normal, ya que no tenía más alternativa que hacerlo>>, dijo quien hoy día en considerada como la transexual más cotizada de la ciudad.
El nombre de Lexiebeth, detalló, surgió de su viejo apodo <<Lex>> con la combinación del nombre de su mejor amiga: Yulibeth.
Lexiebeth es la mayor de cuatro hermanos, dos habitan junto a ella, la madre y la abuela, y otros dos menores viven con su padre en Trujillo, a quienes casi no ve.
En contraposición a su existencia actual, Lexiebeth tuvo una infancia típica. Cursó estudios de preescolar y primaria, y la secundaria la transcurrió en dos liceos, el Don Simón Rodríguez y el Santa Isabel.
Tras graduarse con 16 años ingresó a URBE para estudiar Contaduría, pero luego de un semestre se cambió a Diseño Gráfico, carrera que tampoco le agradó. Tiempo después trató de dale otra oportunidad a esta última y empezó a cursarla nuevamente, pero en la Unica, donde la volvió a abandonar porque no le puso empeño a los estudios, relató.
A pesar de ello, mencionó, en un futuro sí le gustaría estudiar Comunicación Social, mención Audiovisual, porque le encantaría salir en televisión o animar eventos.
El cambio
A los 18 años, una amiga de Letxiebeth la invitó a vender su cuerpo como travesti en 5 de Julio, momento que marcó el inicio de su cambio externo.
En esta concurrida avenida de Maracaibo duró apenas una semana, pero la labor terminó por engancharla hasta la fecha.
Por razones de seguridad Letxiebeth mudó su parada hasta el frente del McDonald’s de Cumbres de Maracaibo, en la C-2, donde permanecía de 7.00 a 10.00 de la noche.
Convencida de su feminidad, a los 19 años viajó a Caracas para que el bisturí le hiciera senos de 600 cc y colocara implantes en su trasero. Además, optó por inyectarse una sustancia en pómulos y mentón, lo que le otorgó un rostro más mujeril. Añadió que la <<cinturita>> siempre la ha tenido, aunque próximamente pisará un gimnasio por primera vez, ya que se siente <<un poco gordita>>.
Por ahora, Letxiebeth no piensa someterse a una cirugía de reconstrucción genital para eliminar su miembro y testículos, lo que queda de su cuerpo como hombre, porque no lo considera necesario. <<Este último paso lo daría cuando esté casada y la ciencia logre que quede embarazada, de lo contrario no lo haría>>, estimó. Sin embargo, acotó que no lo descarta de su lista de tareas futuras.
Pero este no es el único motivo por el cual casi todos los transexuales se dejan el miembro, sino que también responde a intereses económicos. <<A los hombres les gusta el morbo de estar con mujeres quienes todavía conserven el falo. Supongo que es curioso para ellos, igual que lo sería ver a un hombre con vagina. Por esto es que nos buscan y pagan por ello>>, resaltó.
Negocio
Luego de invertir 12.500 bolívares en las <<lolas>> y poseer un nuevo cuerpo acorde con su mentalidad, Lexiebeth empezó a prostituirse en la avenida Libertador de Caracas, ciudad de Venezuela donde a la mayoría de los clientes le gustan las prostitutas mujeres y transexuales, <<además de que es el lugar preferido por las “trans” más hermosas de Colombia, Brasil y varios países de Europa>>, apuntó. <<La Catira>> confesó que en esta metrópoli estuvo con animadores y actores de renombre.
A cualquier hora laboró en la capital venezolana, donde gran porcentaje de los clientes se consigue por Internet. En cambio, refirió, en Maracaibo tiene que salir obligatoriamente a la calle para que vean que está <<buenota>>.
Un diciembre a Zulia porque los delincuentes empezaron a matar a los travestis y <<trans>> quienes no pagaban la <<prota>> (multa) por pararse en la Libertador o comerciarse por Internet.
En enero retomó sus actividades nocturnas en el último sitio en el que había estado antes de marcharse. Una vez aquí, problemas de inseguridad la obligaron a abandonar el lugar.
Mientras pensaba cómo volver a la calle, Lexiebeth halló un espacio para ofertar sus servicios durante el día sin que el agobiante sol ni calor se lo impidiesen: frente al conjunto residencial La Arboleda.
A pesar de que sabía que era bella, dijo, en ese momento la duda fue si iba a gustarle a los clientes, ya que de noche <<cualquiera se ve bien>>.
Para su beneficio, recalcó, el cambio de horario fue tomado con normalidad, y, mejor aún, el acto supuso que ganara enorme popularidad.
<<La Catira>> digital
Sin preverlo, <<La Catira de la 2>> comenzó a rodar por Twitter, Facebook y cadenas de PIN, lo que permitió que su imagen creciera como la espuma.
En la autopista, los conductores empezaron a detenerse para tomarle fotos con el celular o decirle un piropo, mientras que en los tantos <<pines brolleros>> se aseguraba que Lexiebeth cobraba 50% menos a los funcionarios policiales, lo cual era mentira, porque aseveró relacionarse poco con efectivos.
Señaló que su fama originó que desconocidos abrieran cuentas falsas con su nombre en las redes sociales, como lo son @lexierojas y @lexiechaconoficial en Twitter, donde su única cuenta verdadera es @lexie600. Lo mismo sucedió en Facebook, donde sólo posee una privada, las demás las manejan <<impostores>>.
Un año después de canjear su cuerpo frente a la mencionada villa, para mayor protección se mudó a la sombra de un árbol cerca del autobanco BOD, donde trabajadores de distintos negocios la defienden ante cualquier eventualidad. En las adyacencias, un admirador construyó un columpio para ella, el cual se convirtió en su principal parada.
El money
En la C-2 <<La Catira>> cobra de 500 a 600 bolívares la media hora, y el s*** o*** vale de 250 a 300. Si la contactan por Internet el costo de la hora es de Bs. 1.000.
Entre risas, señaló que a veces anuncia promociones: <<Si me llaman de 10.00 de la mañana a 5.00 de la tarde vale 800 la hora, pero de 8.00 de la noche a 1.00 de la madrugada cuesta 1.000 o más, porque es más riesgoso para mí>>.
En un día puede recaudar de 3 mil a 5 mil bolívares, aunque no es algo constante. Lexiebeth explicó que en la C-2 el sistema que se maneja es de dos semanas buenas seguidas de dos malas, luego una buena y dos malas, por lo que no sale todos los días.
Para efectuar el coito el condón es obligatorio, mientras que para el sexo oral depende de quién sea la persona. Esas son sus reglas para prevenir enfermedades, aparte de una revisión médica cada cierto tiempo.
La también llamada <<Barbie de la 2>>, quien trabaja de manera independiente, atiende principalmente hombres, aunque no rechaza a las mujeres quienes solicitan sus servicios.
<<Las féminas sólo me gustan sexualmente, porque para tener una relación oficial tendría que ser con un hombre heterosexual, ya que yo soy mujer y no podría enamorarme de otra como yo>>, exclamó con convicción.
Por lo general, sus clientes tienen de 25 a 35 años. Los que la solicitan en la calle acostumbran a consumar el acto en los hoteles La Montañita y Venus, mientras que quienes la contactan por teléfono la llevan al lujoso Aladdin o al Rivera Suite, que está al pasar el Puente sobre el Lago.
Durante el trayecto, manifestó, el cliente suele halagarla, preguntarle por su jornada y pedirle que se tomen una foto juntos para presumir ante los amigos. La tratan como a una artista.
Aunque existen técnicas para ocultar el bulto, las cuales son secretos del oficio, Lexiebeth mencionó que un hilo pequeño estirado basta para recoger el miembro y hacerlo menos perceptible a los ojos de las personas. No obstante, quienes la buscan saben que aún lo conserva, y los que se enteran en la habitación, donde se desnuda por completo, no se cohíben, sino que les llama la atención y continúan la función sin inconvenientes.
<<Yo no soy masoquista para entirrarme los genitales o apretarlos con algo>>, aseveró al preguntársele sobre algunos <<trans>> que se amarran sus órganos sexuales con tirro o teipe.
En tono jocoso comentó que si le ve un arma a un cliente agresivo se tira del carro, pero si cree que puede controlar la situación por sus propios medios saca la <<piroca>> que esconde en el bandolero (bolso cruzado) y le rocía los ojos hasta que logra huir.
Además del artefacto, en el bolso guarda un brillo labial, un polvo compacto para retocarse constantemente y el celular.
La otra <<Catira>>
Más allá de la notoriedad alcanzada como la seductora <<Catira de la 2>>, Lexiebeth se define como una joven bipolar, porque puede cambiar de estado de ánimo en segundos, sociable y delicada, a quien le gusta la comida italiana, en especial la pizza y el pasticho.
Afirma no ser rencorosa ni envidiosa, y a pesar de que vende su cuerpo, su corazón no tiene precio.
Como Lexiebeth, el amor ha tocado su puerta dos veces, pero en la actualidad está soltera, y quien desee estar con ella debe aceptar su trabajo, a menos que pueda mantener sus costosos gustos.
Años atrás practicó voleibol y natación, pero sus pasatiempos favoritos son comprar ropa, tomarse fotos e ir a una playa o piscina.
En el mundo musical dijo ser fanática de Madonna, y en el ámbito transexual aseguró ser admiradora de la Sirena, la primera gran <<trans>> de Maracaibo, y Valeria, quien también es referencia en este ambiente.
Lo único que Lexiebeth modificaría de su vida es la unión de sus parientes, puesto que le gustaría que sus familias por parte de madre y padre fuesen más unidas.
Hasta ahora no ha experimentado problemas con personas quienes rechazan su condición, sin embargo, expresó que ella no critica a los demás ni vive la vida de otros.
<<Me siento orgullosa por la popularidad que he obtenido en la ciudad, porque siendo quien soy he logrado cambiar la forma en que muchos ven a las transexuales y travestis. Anteriormente todos decían: “ahí va ese marico feo”, pero con mi apariencia los adjetivos han cambiado. Y eso es lo que quiero, que cambien la forma de vernos y seamos aceptadas por todos>>.
En una imagen mental futurista Lexiebeth observa una familia conformada por su esposo y un hijo adoptado. Desea administrar su propia peluquería o licorería, porque sabe muy bien que no va a prostituirse toda la vida, entiende a la perfección que hoy su figura es admirada como la de una diosa, pero mañana las arrugas le mostrarán que es una simple mortal.
Contenido remitido por Noticia al Día
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