José Guerra aborda en su columna de hoy la exportación del petróleo en nuestro país. Sostiene el conomista que “prefirió la clase política que seamos importadores antes que productores”. No obstante, considera que el país está a tiempo de aplicar una política que haga propicia la producción nacional.
Esta es la columna de José Guerra, tal como la publica este lunes Tal Cual:
Fue siempre una aspiración de los venezolanos contar con una economía diversificada y productiva. El petróleo tuvo un efecto desfavorable en la producción agrícola y pecuaria de Venezuela hasta el punto de liquidarlas prácticamente y hacer del país una especie de factoría petrolera, un emirato que importaba gran parte de lo que consumía. Esa tendencia desfavorable se trató de compensar desde 1943 con una política intuitiva de sustitución de importaciones que luego, en 1960 bajo el gobierno de Rómulo Betancourt adquirió cuerpo definido y acciones concretas. Se adoptaron medidas tales como las prohibiciones de ciertos productos, se aumentaron los aranceles y se facilitó el crédito, todo ello con el objeto de favorecer la industria nacional. Y ésta comenzó a despertar, a producir pero no exportaba o exportaba muy poco. Luego como política más específica se estableció el Fondo para el Financiamiento de las Exportaciones, adscrito al BCV, el cual se transformó en un ente impulsor de las exportaciones no petroleras y de la diversificación de la economía venezolana.
Nada de esto existe hoy. No hay política que promueva las exportaciones y exportar es visto como algo pecaminoso en esta economía que privilegia el consumo en lugar de la producción, donde se cree que las cosas no cuestan porque los subsidios han deformado la estructura de incentivos para producir y donde además un conjunto de falsos empresarios, de distinto pedigrí y pelaje merodean alrededor del presupuesto nacional para intentar capturar en su provecho parte de la renta petrolera.
El hecho de que un país exporte un solo producto como es el caso de Venezuela, lo hace particularmente sensible a los vaivenes de la economía mundial y de un mercado petrolero muy volátil, donde el comportamiento económico de esa nación se decide en una especie de casino que es en lo que se ha transformado el mundo petrolero. Ha faltado en el país una política de Estado que trascienda el inmediatismo y el cálculo de corto plazo y que haga de la diversificación de la economía una prioridad nacional. Prefirió la clase política que seamos importadores antes que productores. Lo que se creía que podía comenzar a cambiar con la conducción del presidente Chávez ha cambiado efectivamente. Pero para peor. Quienes orquestan la política económica bajo esta administración no han tenido el tino para diseñar una política que trace un rumbo claro en materia de comercio exterior. La prueba más fehaciente de ello es la política cambiaria. La terquedad con la cual se ha aplicado un sistema de tipo de cambio fijo que tiende a favorecer las importaciones y castigar las exportaciones no tiene parangón. Todo ello con el propósito nunca cumplido de bajar la inflación. Así, la inflación sigue su curso alcista y el país se queda sin industrias porque el aumento de los costos de producción internos, debido a la inflación, le resta competitividad a la industria local o lo que queda de ella.
De esta forma el ingreso petrolero transformado en gasto va a parar a otras economías que progresan y crecen con el impulso de las importaciones que realiza Venezuela. Y también el empleo que debería generase en el país se crea en otras latitudes haciendo del país un exportador de puestos de trabajo. En el gráfico adjunto se puede ver la trayectoria desfavorable de las exportaciones no petroleras. Al cierre del tercer trimestre de 2010, su valor es el más bajo en al menos diez años en un momento en que los precios de esos productos en los mercados mundiales han subido, lo que sugiere que no solamente exportamos menos sino también pocos productos.
Está Venezuela a tiempo de aplicar una política que haga propicia la producción nacional y que incentive las exportaciones de productos distintos del petróleo, pero hace falta voluntad de concebir las cosas mejor e inclusión para que los sectores productivos nacionales desplieguen todo su potencial.
Exportaciones no petroleras: especie en extinción
José Guerra / @JoseaGuerra
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