Los periódicos impresos y digitales, las emisiones radiofónicas y los programas de televisión repasan hoy con profusión las peticiones hechas por el británico, que actuó en la noche del viernes en el popular festival del balneario chileno.
Si los requerimientos de Luis Miguel, que actuó el miércoles, entraban dentro de lo esperable, la actitud del británico ha terminado por caldear los ánimos y ha hecho poner en cuestión hasta qué punto se tiene que acceder a los designios de las estrellas.
Morrissey, que tenía que cerrar la jornada, exigió salir al escenario antes de la 1.00 (4.00 GMT) del sábado tal como estipulaba su contrato y amenazó incluso con no cantar, según relataron hoy los comentaristas del programa matinal de Chilevisión, el canal que organiza el festival.
Esto obligó a cancelar la competencia folclórica, lo que desató la molestia de los nueve miembros del jurado, que en bloque se retiraron del auditorio de la Quinta Vergara. “Mejor nos vamos”, dijo la española Rosana, que integra el equipo evaluador.
El exlíder de la desaparecida banda “The Smiths” exigió también que los presentadores no interrumpieran su espectáculo, como habitualmente hacen para entregar los premios concedidos por petición popular, y cuando terminó su concierto se retiró sin aceptar galardón alguno.
Pero el británico ya había dado que hablar entre bambalinas: cuando llegó desde Santiago apenas una hora antes de su espectáculo, todo el personal que trabaja en la Quinta Vergara debía estar encerrado en sus dependencias para que la estrella no se cruzara con ellos.
“No solo se cortó la competencia, sino que además no podíamos pasar, no podíamos entrar a ninguna parte, nos dejaron encerrados en una escalera”, explicó Francisca García-Huidobro, miembro del jurado y presentadora de Chilevisión, en declaraciones a ese canal.
En otro capítulo de sus excentricidades, el artista pidió cubrir de toallas blancas el baño de su camarín, tal como mostró la misma televisión, y solicitó que no se sirviera nada de carne en los cócteles, puesto que él es vegetariano.
La actitud de Morrissey sorprendió especialmente porque el artista había llegado a Santiago a comienzos de esta semana y había mostrado un comportamiento bastante normal: en sus salidas del hotel caminó por la calle sin mayor protección y se hizo fotos con sus seguidores.
Pero en Viña del Mar, donde tampoco ofreció la rueda de prensa que los artistas suelen conceder antes de su concierto, Morrissey hizo recordar el lado menos amable de Luis Miguel.
El mexicano pidió tener a su disposición 120 toallas blancas, de las cuales solo utilizó tres, pidió también no toparse con nadie entre bambalinas y exigió reforzar la seguridad en el anfiteatro de la Quinta Vergara.
Tampoco ofreció rueda de prensa y también pidió que no se le interrumpiera durante su espectáculo, aunque al final del concierto sí aceptó recoger todos los premios, incluso una inédita gaviota de platino, creada especialmente para él por sus 30 años de carrera.
Tanto él como Morrissey han dado más que hablar por sus excentricidades que por su despliegue musical y han marcado el contrapunto con Marc Anthony, otra estrella de primera fila que el jueves demostró que sí se puede ser famoso, sencillo y caballero.