Eso sí, con sus tropiezos. La escuela nacional Baltazar Padrón, ubicada en la avenida Circunvalación de Casalta 1 (Catia), presenta graves problemas de filtraciones. Ojalá eso fuera lo único: la cocina está invadida por ratas, no tienen comedor, los inodoros están dañados y no recibieron ni un galón de pintura de parte del Ministerio de Educación estas vacaciones.
Además, el Programa de Alimentación Escolar (Pae) está sin funcionar desde febrero del año pasado, así que los más de 500 alumnos que estudian allí salen a medio día en lugar de las 3 de la tarde, como corresponde a las escuelas nacionales bolivarianas. Tampoco habrá docentes ni de tercer ni cuarto grado. Aún así, hoy abrirán sus puertas a los estudiantes.
Mientras, la José Gervasio Artigas, también en Catia, aún tenía inscripciones para los alumnos rezagados el viernes y los obreros limpiaban apurados. Una gran valla con el rostro del presidente Hugo Chávez y paredes precariamente pintadas recibirán hoy a los estudiantes. El Ministerio de Educación tampoco llevó allí «Una gota de amor para mi escuela», el plan con el que pretendía aprovechar las vacaciones escolares para hacer reparaciones en 41 escuelas de la capital. Allí solo llevó pinturas.
La integrante de la Federación Venezolana de Maestros, María Teresa Clemente, criticó que el reintegro del personal obrero y administrativo se hiciera a mediados de la semana anterior al comienzo de las clases, pues les quedó menos tiempo para afinar detalles.
En el liceo Andrés Bello, ubicado en la avenida México, recibieron los textos escolares del Ministerio de Educación el jueves pasado, sin embargo, el director se negó a ofrecer más información a El Universal. Lo mismo ocurrió en la escuela República del Ecuador, ubicada en San Martín.
Otra escuela emblemática de la ciudad, la Experimental Venezuela, aún se mantenía cerrada el jueves. Afuera, algunas mamás aguardaban desesperadas por cupo.
Así, con un año escolar de 200 días hábiles por delante, muchas escuelas están sentenciadas desde ya a no cumplirlos y sus alumnos a quedarse sin esas clases. La 17 de Diciembre, ubicada en Carapita, es un ejemplo: cloacas abiertas, falta de baños e inseguridad, mantendrán las puertas cerradas.