Dorila González, una madre wayuu de 24 años, expresó “a nosotros nos da miedo enviar a nuestros hijos a la escuela porque esos camiones pasan todo el tiempo y los pueden atropellar”, sin embargo, otros han aprendido a convivir con el paso de los traficantes.
Asimismo, algunos pobladores indican que el contrabando de combustible más que un delito, es un modo de vida. “El contrabando se ha convertido en una actividad económica en la Guajira. Antes era más común otro tipo de delitos como el robo de carros o el cobro de vacunas. Hay mucho dinero de por medio y todos los involucrados comen de eso”.
Con información de Panorama