La proliferación de ‘pimpineros’ de gasolina dejó de ser exclusiva de la frontera. No hace falta salir de Maracaibo para presenciar la venta clandestina del combustible más barato del mundo. En Puerto Caballo, parroquia Idelfonso Vásquez, al norte de la capital de Zulia, revendedores, ayudados por un ‘brazo’ de madera que agitan en un constante sube y baja, avisan a los compradores de su presencia.
Una garrafa de cinco litros es ofrecida entre 350 y 400 bolívares. En el último incremento, vigente desde el viernes 19 de febrero de 2016 y hecho luego de 20 años de congelación de precios, el litro de gasolina de 91 octanos quedó en un bolívar, mientras que la de 95 octanos se comercializa en seis bolívares.
Por las tardes es cuando más vendedores hay a la caza de conductores que vienen de la Guajira. Paradójicamente, la mayoría de los compradores son contrabandistas que luego de vaciar sus tanques cerca de Colombia, regresan con unos pocos litros a Maracaibo. Les toca tanquear un poco de combustible ‘bachaqueada’ para llegar a la estación de servicio más cercana. La venta de gasolina en plena vía pública preocupa a la comunidad. Nancy Morales, del consejo comunal Luis Hómez, uno de los 3 que opera en la zona, dice que han planteado el problema a las autoridades.
“Estamos cansados, la venta de combustible nos está haciendo daño, los primeros que están conscientes de eso son los policías y militares. Esos vendedores no son de Puerto Caballo, no son de la comunidad. Eso del combustible hay que quitarlo, eso nos está haciendo mal, es un peligro. La Troncal del Caribe es la troncal de los contrabandistas”, se quejó la dirigente vecinal.
Hay por lo menos siete puntos con ‘pimpineros’ en un tramo de unos 800 metros en la vía que conduce de Maracaibo a Santa Cruz. “Ahí carga todo el que viene de bachaquear en la Guajira. Llegan vacíos después de haber vendido la gasolina en la frontera y compran en este lugar porque prácticamente vienen ‘quedados”, narró un comerciante de frutas y hortalizas que transita diario por Puerto Caballo.
“Esa cantidad tan grande de pimpineros es reciente, están más depravados que los vendedores de la Paila Negra. Los ‘pimpineros’ parecen invisibles porque nadie los ve”, dijo.
Para tanquear un vehículo Fairlane 500 con capacidad de 120 litros se gastan entre Bs. 120 a 720, según sea el tipo de carburante (de 91 o de 95 octanos). A un tanque, en promedio, le sacan 5 pimpinas de 20 litros y éstas a su vez son divididas en ‘puntos’ de cinco litros. En Puerto Caballo, debido a la cercanía con gasolineras formales, el carburante es “más barato”, subiendo hacia la troncal del Caribe ‘el punto’ puede costar 500 bolívares o más.
Un solo tanque puede dejar Bs. 9.600, con una mínima inversión de 720, lo que sigue haciendo del contrabando de gasolina un ilícito que deja pérdidas al Estado venezolano y alimenta al monstruo del contrabando que extiende sus tentáculos hacia el norte y oeste de Maracaibo. “Ya se ha vuelto una costumbre en la vía de La Playa, la carretera hacia El Moján, La Paila Negra”, narró un taxista que trabaja en Maracaibo.
Consultado sobre la persistencia del contrabando de extracción, el secretario de Gobierno, Giovanni Villalobos, dijo que luego del cierre de frontera —vigente en Zulia desde el 8 de septiembre de 2015— “le hemos ahorrado cerca de nueve millones de litros de combustible al Estado al mes. No podemos decir que no existe contrabando, pues el diferencial del costo de combustible en Colombia es superior al 1.000%, pero en unión cívico-militar se ha reforzado la lucha contra el flagelo”.
Villalobos recalcó que la propuesta de instalar estaciones de servicio que cobren a precios internacionales está sobre la mesa.
Sostuvo, además, que hasta hace cuatro meses se registraban colas en las gasolineras que no disponían de chip, pues los contrabandistas migraban. “Ahora el 98% de las estaciones de Maracaibo están controladas y quedan algunas que abordaremos como el caso Santa Rosa de Agua y otras”.
Entre tanto, a 5 minutos del antiguo Core 3 de la GNB, poco antes del Planetario, punto donde confluyen los límites entre Maracaibo y Mara, los ‘bachaqueros’ forman una hilera. Hombres, mujeres, jovencitos y niños participan en la práctica que aleja a los pequeños de las aulas de clases y a los adultos los sumerge en una ilegalidad inflamable.
f.panorama