Como si fuera algo normal, en Pérez Bonalde, Catia, hay personas que venden los productos regulados que tanto busca la ciudadanía. Los consumidores que los compran llegan emocionados y sacan los billetes entre dudas.
Una Harina Pan, por ejemplo, que tiene un valor oficial de 190 bolívares, la ofrecen en 2.000 o 2.200 bolívares. El arroz Masia cuesta 2.200 o 2.300, la mantequilla Mavesa, 1.500 y 2.000; el café Santa Ana de medio kilo, 2.000; la pasta Colgate grande, 1.000; y el papel sanitario de cuatro unidades, 1.500.
Además expenden el aceite pequeño en 1.500 bolívares y el grande en 4.500. Los pañales Pampers de 20 unidades los venden en 7.000.
Los llamados «bachaqueros» ofrecen los productos en bolsas negras que colocan en el suelo. Frente a funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana gritan lo que tienen disponible : «¡Sí hay arroz y Harina Pan! ¡Llévelos que se acaban!», dicen.
En junio, Daniel Aponte, jefe de gobierno del Distrito Capital, aseguró que los Comités Locales de Abastecimiento y Producción tienen como fin «luchar contra el bachaqueo». Sin embargo, en Catia y otros sectores populares todavía se ve este delito, que, de acuerdo con el artículo 57 de la Ley de Precios Justos, es castigado con 3 a 5 años de prisión.
Este crimen también puede ser sancionado con multas de 200 a 10.000 Unidades Tributarias.