En esta colección abunda la femineidad, se encuentra llena de vestidos en todo su esplendor y se evidencia una fuerte inspiración en la década de 60s. Carolina Herrera, con cortes simples, ha plasmado toda una variedad de propuestas, desde vestidos a media pierna, entallados a la cintura, hasta algunos muy largos, llenos de movimiento. Entre los vestidos de la colección, también es posible encontrar un juego entre texturas y estampados, donde los colores planos jugaron un rol muy importante, en el repertorio, también se dejó ver la tendencia más popular de la temporada, las rayas.
Los colores han roto completamente, el patrón de la temporada, aquí el protagonismo no se lo llevaron el blanco y negro, Carolina ha jugado con una paleta viva de colores, que van desde el verde esmeralda, pasando por el naranja y el fucsia, incluyendo por supuesto los colores característicos de sus diseños como el azul marino, el rojo y hasta colores pasteles.
En cuanto a los estampados, no sólo las rayas se dejaron ver, también el estilo navy, los puntos y las flores, pero sin duda, lo que más se marcó dentro de ésta nueva entrega han sido los tejidos y las sedas.
El repertorio ultra-femenino se ha encargado de marcar siempre la cintura, indicando una vez más la especialidad de Carolina, resaltar la femineidad de la mujer en el mundo.