La diferencia de edad puede conllevar asimismo una diferencia de madurez, de estado vital, de capacidad de implicación o de experiencia a la hora de lidiar con los sentimientos, por lo que la pregunta no es tan banal.
Para responderla podemos acudir al artículo que ha publicado en Pyschology Today Theresa DiDonato. Ésta es psicóloga social y profesora asociada en la Loyola University Maryland, y recurre a una curiosa y conocida regla para calcular la edad mínima que debería tener tu compañero sentimental.
La regla de “la mitad de tu edad más siete”
Según explica DiDonato, cada vez que alguien se pregunta por la edad mínima aceptable de algún amante, su interlocutor responde: “la mitad de tu edad más siete”. La regla establece que al dividir tu propia edad entre dos y sumándole después siete puedes hallar la edad mínima socialmente aceptada de alguien con quien podrías enrollarte. Así, si tienes 24 años puedes estar con alguien de 19 sin ser juzgado (12+7), pero 18 ya se convierte en terreno peligroso.
Existe también, aunque se aplica con menos frecuencia,una regla para calcular la edad máxima, y el proceso es parecido pero inverso. Debes restarle 7 a tu edad y, después, doblar el número obtenido. En tal caso, si tienes 24 años la edad máxima que podría tener tu pareja sería 34 años (17×2).
“Mediante una rápida operación matemática la regla ofrece una edad mínima y máxima para la posible pareja, en la que te puedes basar para ser socialmente aceptado en lo que se relaciona con tus decisiones sentimentales”, afirma DiDonato.
Cómo de bien funciona la regla
Los investigaores Buunk pidieron a hombres y mujeres que identificaran las edades que considerarían para estar con alguien con diferentes tipos de implicación. La gente respondió a la edad que preferían en sus parejas para el matrimonio, para una relación seria, para enamorarse, para sexo ocasional y también para las fantasías sexuales.
El estudio mostraba que los hombres preferían mujeres menores que ellos para las relaciones maritales y serias y que, en general, son conservadores, ya que su edad mínima preferida estaba por encima de lo que la regla establecería como correcto. Por el contrario, en lo referente a la fantasía sexual, la edad mínima estaba muy por debajo de lo que la regla considera como socialmente aceptable.
En cuanto a la edad máxima, los hombres aceptaban mujeres de su propia edad o que llegaran hasta los 40 años.
El caso de las mujeres es distinto. Mientras que la regla asegura que una mujer de 40 años debería estar cómoda saliendo con un chico de 27, éste no es un reflejo de las preferencias reales de las mujeres. Las de cuarenta años consideraban que 35 es la edad mínima aceptable para tener una relación o casarse. Incluso en sus fantasías, la edad mínima de estas mujeres solía ser de 30 años.
En lo que se refiere a la máxima, la regla dice que mujeres de 30 años pueden salir con hombres de hasta 46, pero ellas sólo aceptan, como mucho, a uno de 37.
La efectividad de la regla
Evidentemente, no se trata de una regla que haya que seguir a rajatabla, ni tenemos por qué considerar en nuestras decisiones personales qué es lo socialmente aceptado y qué no. Sin embargo, cabe señalar, como aprecia DiDonato, que la regla parece ser más realista en el caso de los hombres, cuyas preferencias reales se acercaban más a los resultados de la regla que las de las mujeres.
No obstante, parece evidente que no es la edad en sí misma, sino ciertos factores que se derivan de ella (si se estudia o se trabaja, la madurez, la situación vital, la dependencia económica de los padres…) los que condicionan que una relación sea plausible o no, tanto social como íntimamente.
Con información de elconfidencial.com