A cambio, Warner Bros utilizará su aparato publicitario para promocionar Nueva Zelanda como destino turístico, agregó Key tras dos días de duras negociaciones con ejecutivos de los estudios en su residencia oficial de Wellington.
«Estoy muy satisfecho de que hayamos logrado este resultado», dijo Key a la prensa.
«Hacer películas aquí no sólo salvaguardará trabajo para miles de neozelandeses, sino que nos permitirá seguir la estela del éxito de «El Señor de los Anillos», basada también en una obra de Tolkien.
Los productores habían amenazado con llevar a otra parte el rodaje de la continuación de «El Señor de los Anillos» luego de un conflicto con los sindicatos de actores.
El sindicato NZ Equity había pedido boicotear el proyecto después de que Jackson rechazara sus reivindicaciones, entre ellas la de salarios mínimos para los actores.
El rodaje de las dos partes de «El Hobbit» es una cuestión económica vital para Nueva Zelanda, cuya industria cinematográfica mueve unos 3.000 millones de dólares neozelandeses (unos 1.700 millones de USD).
Varios grandes empresarios de Hollywood, entre ellos el presidente de la compañía de producción New Line de Warner, Toby Emmerich, habían viajado a Wellington para ver si la voluntad de Nueva Zelanda de conservar el rodaje era viable económicamente.
Los extraordinarios paisajes de Nueva Zelanda en «El Señor de la Anillos» habían generado importantes ingresos por turismo para el país, además de contribuir al rápido desarrollo de su industria cinematográfica.
En los últimos años, Nueva Zelanda fue elegida para grandes rodajes, como «El último samurai», de Tom Cruise, la saga «Las crónicas de Narnia» y «Avatar» de James Cameron.
En general, Nueva Zelanda ofrece una reducción fiscal del 15%, que significa un ahorro de entre 45 y 60 millones de USD para los productores de «El Hobbit».
Las nuevas concesiones impositivas agregan otros 15 millones de dólares de ahorro.
El rodaje de «El Hobbit» ya ha sufrido varios retrasos por problemas de derechos de distribución, presupuesto y dificultades en los estudios MGM, co-productora, que llevaron al cineasta mexicano Guillermo del Toro a tirar la toalla a principios de año.