Carlos Viloria.-Manejar de noche en Caracas se ha convertido en una labor de alto riesgo. Y es que la oscuridad total reina a lo largo de la autopista Francisco Fajardo, entre los distribuidores Metropolitano, en el municipio Sucre, y La Araña, en el municipio Libertador.

Son un poco más de 22 kilómetros de esta vía expresa, columna vertebral de la capital, en la que no funciona ni un solo poste, lo que genera angustia entre los conductores que deben transitarla en la noche.

Luego del distribuidor La Araña la vía sí está iluminada, pero solo hasta el distribuidor La Paz. Después de ese lugar, la oscuridad retorna hasta el sector Párate Bueno, en Antímano.

La situación afecta ambos sentidos de la vía y el riesgo para los conductores crece con la presencia de huecos y botes de agua, como el que anega un buen tramo del distribuidor Altamira, sentido Oeste.

Rafael Anzola, conductor que por razones laborales debe cruzar la capital a diario, advierte de la ausencia de controles con la carga pesada y de motorizados que ejecutan maniobras peligrosas que ponen en riesgo al resto de los conductores.

Robacables. En un recorrido nocturno por la Fajardo se observó a personas inescrupulosas quemando cables para extraer el cobre, lo que hace suponer que son responsables de la falta de iluminación en varias partes de la autopista. Se ubican en la recta de La Urbina y entre Parque Central y el distribuidor Quinta Crespo.

En algunos tramos de la avenida Boyacá (Cota Mil) también hay fallas de iluminación, así como en las avenidas Francisco de Miranda, Sucre, Andrés Bello, Teherán, Intercomunal Valle-Coche, Los Ilustres, José Antonio Páez, Las Ciencias y Teresa de la Parra, entre otras.