Su apelativo viene de “lumber” en inglés y sería en traducción literal “leñasexual”. Este leñador de la ciudad invade las calles de Brooklyn a Berlín, acallando a quienes proclamaban que el “normcore” -el vestirse sin un estilo particular- había terminado con las tendencias en la moda masculina.
Uno de los primeros en detectarlo fue Tom Puzak en el sitio GearJunkie.com especializado en ropa de camping y exploración, al proclamar que “el metrosexual es una especie en extinción y está siendo reemplazada por hombres que prefieren la vida al aire libre -o su simulacro- a los hábitos de estética meticulosa”.
Recién llegado al juego de encasillar estilos y tendencias, este “hipster desaliñado” parece que llevase un hacha en la mochila de cuero, listo para talar un pino en cualquier momento. Pero en realidad tiene una MacBookAir, ironiza Tom Puzak.
Geoffrey Bruyere, coautor de “La guía del hombre con estilo, aunque mal afeitado”publicada en Francia por la editorial Pyramyd, observa que “se terminó la era de las siluetas longilíneas casi femeninas, ahora se va hacia cortes más amplios, materias más auténticas, como la franela, los cueros vegetales, la mezclilla bruta”.
Otros signos distintivos: pantalones arremangados para dejar las pantorrillas al desnudo en verano, en invierno parkas canadienses, botas Timberland y gruesas camisas de franela estampada con tartán escocés. Combinar la barba con una cabellera engominada, tener gustos alternativos en materia cultural, amar la comida casera… siempre con despreocupación y naturalidad.
El lumbersexual construye su imagen apelando a códigos de la estética homosexual, lo cual hace sonreír a los gays, que los habían robado hace décadas a los auténticos leñadores y trabajadores rurales.
“La imagen del leñador existía desde hace tiempo en el porno gay”, comenta Sylvain Silvermann, que dirige la sección de cultura en el semanario homosexual francés Têtu. “La cultura heterosexual ha digerido completamente la cultura gay, reapropiándose sus códigos vestimentarios”.
El fenómeno ya se había producido hace una década con los metrosexuales, que siguiendo a David Beckham, adoptaron de los gays el cuidado corporal, las cremas o la ropa de marca, sin dejar de preferir a las mujeres.
El “lumbersexual” se inspira ahora en el “bear” -el gay barbudo- para jugar a fondo la carta de la virilidad y dejar bien claro que le interesa más irse de camping que a las tiendas de Tom Ford o Dolce&Gabbana.
A la hora de teatralizar la masculinidad, según la edad los modelos pueden ser Ryan Goslin o Eric Cantona, pero los lumbersexuales ponen bastante esmero en tener la apariencia de que no les importa demasiado cómo se ven.
Los actores norteamericanos Joe Manganiello (“True Blood”) o Vincent Gallo, el australiano Hugh Jackman (“Wolverine”) o los británicos Charlie Hunnam (“Pacific Rim”) y Gerard Butler (el guerrero espartano de “300″), son probablemente, y cada cual a su manera, lumbersexuales.
Para muchos, el regreso del hombre viril no es una novedad porque nunca se había ido. Las mujeres al parecer lo adoran, aunque algunas vislumbran que prefigura un regreso del macho alfa. La revista Cosmopolitan pregunta a sus lectoras “¿Estás saliendo con un lumbersexual? Es hora de que lo sepas”.
“Su barba es frondosa y desaliñada, porque no se miró al espejo en meses. ¿Sabes porqué? Porque no hay espejos en el bosque natural. Es posible que al estar leyendo esto te des cuenta de que estás saliendo con un lumbersexual. ¿Y sabes qué? Eres afortunada”.