El País de España/ Maye Primera
“El Arepazo se ha convertido en el Versalles venezolano”, dice con orgullo Luis Shilling, propietario del restaurante ubicado en el número 10191 del North West con la calle 58 de Doral, la primera ciudad de Estados Unidos gobernada por un alcalde de origen venezolano y la primera del mundo donde los migrantes de ese país son mayoría. Shilling compró el negocio en 2004, tres años después de ser fundado, y no lo compara con el palacio francés, sino con el restaurante-cafetería Versalles, abierto en 1971 en la calle 8 de la Pequeña Habana de Miami, donde tres generaciones de cubanos se han reunido a diario para comer un buen sándwich y esperar la caída del régimen de los hermanos Castro. “El Arepazo no fue concebido de esa manera, pero también se ha ido convirtiendo en la embajada de Venezuela en el sur de Florida”, agrega Shilling, que aclara que su administración nada tiene que ver con la de los otros restaurantes que comparten el mismo nombre.
El Arepazo 2 también dice haberse convertido en “el punto de reunión quintaesencial de los venezolanos”. En la sucursal de la avenida 79 de Doral suele reunirse la sección miamense de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, la alianza antichavista forjada en Caracas, que concentra dos decenas de partidos que van desde la izquierda radical hasta el centroderecha.
El 12 de febrero 2012 se celebraron allí las primarias convocadas por la MUD para elegir al candidato único que se enfrentaría a Hugo Chávez en las presidenciales de octubre de ese año, y de eso se enorgullecen sus dueños. “Más de 8.000 ciudadanos venezolanos votaron, celebraron la democracia y la libertad, mientras disfrutaban de la comida típica venezolana, la música y los recuerdos”, han escrito en la semblanza histórica del restaurante.
Para evitar confusiones, cada vez que los Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio convocan a alguno de sus eventos, se esmeran en aclarar que el punto de reunión será El Arepazo Original, propiedad de Shilling, y no en algunas de las otras areperas que funcionan bajo el mismo nombre. Lo mismo hace la MUD. Aunque ambas organizaciones comparten el mismo objetivo político, no suelen compartir la mesa, ni tampoco los métodos para que el chavismo, que ha gobernado Venezuela durante 14 años consecutivos, abandone el poder.