Los investigadores evaluaron la relación entre estas dos enfermedades entre 65.381 mujeres que tenían entre 50 y 75 años en 1996. Los participantes completaron un cuestionario inicial sobre sus antecedentes médicos y después cuestionarios de seguimiento cada dos años hasta 2006.
Estas personas fueron entonces clasificadas según tenían depresión si informaban de síntomas, utilizaban antidepresivos o habían sido diagnosticados por un especialista. Las mujeres que informaron sobre un nuevo diagnóstico de diabetes completaron además un cuestionario sobre síntomas, pruebas diagnósticas y tratamientos.
Durante los diez años de seguimiento, 2.844 mujeres fueron diagnosticadas con diabetes tipo 2 y 7.415 desarrollaron depresión. Las mujeres con depresión eran alrededor de un 17 por ciento más propensas a desarrollar diabetes tras tener en cuenta otros factores de riesgo como la actividad física y el índice de masa corporal. Aquellas que tomaban antidepresivos tenían un 25 por ciento más de riesgo de desarrollar diabetes que aquellas sin depresión.
Según señalan los autores, las mujeres con diabetes eran un 29 por ciento más propensas a desarrollar depresión. Las mujeres que tomaban insulina tenían un 53 por ciento más de riesgo que aquellas sin diabetes.
Los resultados indican que factores del estilo de vida como la actividad física y el índice de masa corporal podrían mediar parcialmente la asociación entre la depresión y los nuevos casos de diabetes. Sin embargo, apuntan que dado que la asociación se mantenía alta tras tener en cuenta otros factores, la depresión podría tener un efecto de riesgo para la diabetes más allá del peso y la inactividad.
Además, los descubrimientos refuerzan la idea de que la diabetes está asociada al estrés. Los autores apuntan a que el diagnóstico de diabetes podría conducir a síntomas depresivos derivados de los cambios bioquímicos que causa la diabetes o su tratamiento o por el estrés y las tensiones asociadas con vivir con diabetes y sus consecuencias debilitantes.