Con frases como esas los venezolanos desde sus casas se sientan a juzgar como pequeños Dioses de supermercados las vidas de los personajes famosos que hacen carrera en esta tierra llamada Venezuela. No existen límites. Pareciera que todos tuvieran un ojo mágico en la puerta de sus hogares que les permite en 360 grados escudriñar los más escondido de sus vidas. Critican como si nunca fueran a ser criticados y esperan y aspiran que a quienes ven en la televisión y el cine, o escuchan en la radio sean a resumidas cuentas; Perfectos.
Hoy les traigo una sorpresa. Una gran novedad. Es más, un descubrimiento. Lean bien; “Los artistas antes de ser actores, cantantes o presentadores son Personas”. Así es, personas comunes y corrientes. Ellos deben reunir dinero para comprar su primer carro (Igual que todos), pagan servicios públicos (Igual que todos), se endeudan (Igual que todos), cometen errores y también se equivocan (Igual que todos).
Sé que se estarán pensando que ellos deben ser un ejemplo para la sociedad. Que las nuevas generaciones los ven como ejemplos a seguir y que son el nombre de nuestro país a donde quiera que vayan, y es correcto. Pero eso, no los hace diferentes. Ni mejores o peores personas. Son humanos; sienten, viven, lloran, tienen necesidades, carencias y vacios como todos.
Chino y Nacho están condenados por una broma que hicieron sobre la delincuencia en Venezuela. A Alicia Machado y Marjorie De Sousa las han querido lanzar de la pila 21 del puente sobre el lago por haber cometido un error en twitter. A Chiquinquirá Delgado y Daniel Sarcos le sabían hasta el color de su ropa interior. Decían que era un matrimonio de “mentiritas” y que no durarían mucho. Cuando deciden separarse comentan que se veían tan bonitos juntos y que es una lástima que terminaran. Igual paso con Gaby Espino y Cristóbal Lander.
Internacionalmente el astro Ricky Martin fue noticia en el mundo entero en el 2010 por haber anunciado su preferencia sexual, y claro no falto quien comentara “Siempre supe que él era rarito”. Sin duda esta es la parte negativa con lo que deben lidiar quienes deciden vivir un camino de “estrenos y estrellas”.
Por Daniel Ferrer Cubillán
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